POLÍTICA CON LOS PIES EN LA TIERRA

En el ejercicio de la política real, resulta pertinente vivir y analizar los acontecimientos con los pies en la tierra, es decir, sin sobreestimar expectativas o crear falsas ilusiones, respecto de la tradicional forma de ser del actual régimen dominante, que ha demostrado no cambiar ni ceder en sus actuaciones, ante las distintas peticiones democráticas nacionales e internacionales. En este último sentido, nos sigue llamando la atención el hecho de que tres precandidatos inhabilitados a la elección primaria, no le hablen con claridad al país político, en cuanto a cómo resolver de manera pacífica, electoral y razonable este dilema, pues hasta el momento las explicaciones dadas al respecto, no han sido nada certeras, lo que hace presumir que los votos que puedan obtener, serán endosados a otros candidatos, mientras el Gobierno arremete contra ellos. 

Sobre el tema de las inhabilitaciones, en días pasados, el Presidente de la Comisión Nacional de Primaria declaró que "se debe allanar el camino, para enfrentar inhabilitaciones, esto en caso de que gane los comicios un candidato o candidata inhabilitada, para ejercer cargos públicos". Lo importante en este caso, es que se diga en aras de una mayor tranquilidad ciudadana y preservación de la primaria, ¿cómo se enfrentarán esas inhabilitaciones? Que el régimen las vaya a levantar, no lo creemos por mucha presión de calle que se le haga; al contrario, el actual autoritarismo, no va a abandonar o ceder en sus acciones represivas o neutralizadoras de sus adversarios, todo lo contrario, en semanas pasadas, decretó a través de sus Tribunales, la condena a 16 años de seis (6) trabajadores, por reclamar mejores sueldos y salarios, con lo cual envía una vez más, sus señales autoritarias inflexibles. 

Debemos tener presente que, el actual contexto socio-político en cual se lleva a cabo la primaria de un sector de la oposición, es el del autoritarismo electoral; por eso, no es suficiente a nuestro juicio, decir que la misma se trata de un evento interno de la oposición, como si con eso lo ahuyentara, pues todos sabemos, que el gobierno eso no lo respeta, tal marco hay que tenerlo presente. Quienes creemos en el valor y en el poder del voto, desde hace rato nos ubicamos en la acera del frente a la de la antipolitica, el abstencionismo o la violencia; hacer transparente este evento es un requisito permanente, para preservarlo del sabotaje del gobierno y atraer cada vez más electores que vendrán a darle a toda la oposición una centrifuga determinante para las elecciones 2024 y 2025. 

Se necesita entonces que, frente a este régimen, se haga política con los pies en la tierra, que nadie se comporte como si estuviese solo en el tablero de ajedrez político; creyendo en mesianismos utópicos o que, por fuerzas sobrenaturales, y no el trabajo constante y eficaz, podrán vencer al férreo autoritarismo, cuando frente al mismo lo que se necesita es manejo de escenarios, alternativas frente a distintas situaciones y toma de decisiones entre otras cosas comunes a la política real. Tener los pies en la tierra, implica abandonar fantasías, deseos o fanatismos, es hacer todo lo contario, enfrentar este autoritarismo democráticamente, sabiendo que su "talón de Aquiles", es amplio y profundo, y que, sobre el mismo, se debe dirigir la acción política opositora de manera organizada y constante, dada la nula receptividad del régimen a corregir o devolver a plenitud, nuestro sistema de derechos y libertades. 

Tener los pies en la tierra, es no pretender enfrentarnos al gobierno, mediante métodos ajenos al electoral o al político, ya que quienes desafortunadamente, pisen ese peine serán acusados de conspiradores o sediciosos por querer cambiar la actual forma republicana, sin que exista Institución dentro del Estado, que se ponga al lado de las aspiraciones ciudadanas de Democracia e igualdad en el campo del sufragio. Tener los pies en la tierra es dejar de soñar despiertos, con los avengers, es creer en nosotros mismos, como sociedad civil y política, en nuestras capacidades e inteligencias, sin visceralidades, con responsabilidad, no manipular las emociones ciudadanas, o al menos disminuirlas, evitar la intolerancia frente a otras posturas, que luego conduzcan a crear líneas políticas divisorias infranqueables.

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