INTRODUCCIÓN.- Cuentan que había un campo lleno de bonsái. Los cuidaba con esmero, un jardinero que impedía que alguno creciera. Una vez, un bonsái quiso ver más allá del campo. Para ello debía crecer, dejar de ser bonsái. Fue grande y doloroso su esfuerzo. Debía estirar el tronco, las ramas y no oír las consejas de los otros bonsái. ¡No hagas eso! ¡El jardinero se va a molestar! Pero nuestro bonsái estaba decidido a ver más allá. Después de muchos esfuerzos muy dolorosos, se estiró tanto, que el jardinero se percató y enfrentó al osado bonsái. ¡No te daré agua! ¡Te quedarás solo!. Nuestro bonsái ya miraba más allá del campo. Vio otros árboles grandiosos que llegaban hasta el cielo y a pesar qué seguía adolorido, estiró con orgullo sus ramas. Hizo más fuerza cuando vio con alegría que otros bonsái del mismo campo, también comenzaban a crecer y el jardinero de rodillas gemía desesperado por culpa de esos osados. Ni siquiera los bonsái que se mantuvieron en condición lacayuna, lo sacaron de la depresión.
LOS PUEBLOS AFRICANOS.- Un mal día del siglo XIX, varios regímenes colonialistas europeos, premunidos de una regla decidieron repartirse África. Fue la Conferencia de Berlín, donde alegando estar inspirados en las mejores intenciones, decidieron colonizar al "continente negro". África era esa parte del mundo, proveedor de esclavizados, que ahora se iba a transformar en exportadora de materias primas, a costa de una "esclavización" moderna, ya que este continente proveía de mano de obra muy barata y las reglas que regían las condiciones laborales del viejo continente, en África no se respetaban. Nombres como Bélgica, Portugal, España, Francia, Holanda, Inglaterra y otros, hacen empalidecer a los viejos africanos por la cantidad de horrores que les tocó vivir cuando los invadieron esos "humanitarios" países.
LOS BONSÁI AFRICANOS.- La dinámica de la historia se impuso. Unos países productos de esa segmentación arbitraria, decidieron sacudirse del dominio colonial. No sólo desafiaron al europeo, sino también a esas naciones sumisas, que temían desembarazarse del yugo colonial. Nombres como Patrice Lumumba, Nelson Mandela, Thomas Sankara y muchos otros, como si fueran "nuestros bonsái", desafiaron los imperios y lucharon por liberarse de ellos. Aún hoy, hay países que tratan de impedir la independencia y soberanía de otros, pero la dialéctica histórica se impone.
NÍGER, OTRO BONSÁI.- Un levantamiento militar, aplaudido y vitoriado por la población civil, hizo que otra ex-colonia de Francia, decidiera desligarse de la metrópolis, para intentar caminar sobre sus propios pies. Varios países africanos y europeos se horrorizaron por la decisión de Niger, pero otros, como Burkina Faso, Malí, Chad, Argelia, han mostrado con diferentes intensidades, su solidaridad con Níger.
EL CAMPO AFRICANO.- La geopolitica está revuelta. En medio del conflicto Rusia-Ucrania, lo de África pareció algo inesperado. Francia reclama porque Níger era una de "sus colonias", que si bien se había independizado en 1960, seguía dependiendo de ella. EE.UU. se preocupa porque los golpes de estado, o los da el imperio o se dan con su permiso. África comienza a comerciar con Rusia y China, sin pedir permiso al poder colonial. Ello es inaudito. Hasta el Grupo Wagner se ha asentado en territorios africanos. Por ello, los países europeos y los imperiales, con las manos en la cabeza, claman : "FIN DE MUNDO..." No entienden las aspiraciones sentidas de los pueblos.
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