Zonas rurales presentan mayor incidencia en casos de abuso infantil

Ariana Moreno | La Prensa Táchira.- Las aldeas, caseríos y parroquias que se encuentran alejadas de la capital andina se han convertido en las zonas con mayor índice de casos de abuso infantil en todo el estado Táchira. Según el abogado y defensor público, Alejandro Yayes Meneses, durante sus años de experiencia ha identificado que la mayoría de las denuncias provienen de áreas rurales como Coloncito, Piñal, Rubio, La Fría, La Tendida y Capacho. 

Para mencionar sólo algunos casos y respaldar lo declarado por el experto, recordemos que el pasado 8 de mayo dos hombres fueron detenidos en La Fría por el delito de abuso sexual a una niña de 10 años. Según informes policiales, uno de los victimarios que presuntamente venía abusando de la pequeña desde hace más de dos años, era su padrastro. Otro caso más reciente ocurrió en Bramón, municipio Junín del estado Táchira, donde un joven fue privado de libertad por abusar de su hermana desde que la víctima tenía 11 años. 

El abogado asegura que los problemas en la educación rural han provocado que se presenten en esos lugares casos en el que los padres o la madre tienen el conocimiento de lo que sucede y por múltiples circunstancias, no denuncian. Tal es el caso de abuso en La Tendida, donde una mujer había denunciado a su marido por haber embarazado a su propia hija; y luego, un hijo del matrimonio abusó de su hermana y otras dos sobrinas. En este caso, la mujer fue acusada de comisión por omisión por no haber denunciado a su hijo.

El defensor público manifiesta que en esta situación que él mismo tuvo el deber de abogar, in fluyó el hecho de que la mujer era de campo, analfabeta y también atrapada en un círculo de violencia. Por este motivo, el experto ve con suma importancia la necesidad de implementar en el sistema de justicia medidas que más allá de sancionar, permitan prevenir este tipo de actos. 

El experto explica que para los victimarios existen diferentes tipos de condenas, dependiendo de varios factores. Si se trata de un abuso sexual a una niña, niño o adolescente, la pena varía entre 12 a 16 años de prisión; y si la acción va dirigida a menores con alguna discapacidad, la pena aumenta entre 20 a 25 años. "La ley va normando según la condición de la edad, la condición de la víctima y si hay agravado o no", explica. 

Para aquellas circunstancias en las que hay cómplices o personas que omiten lo que saben, se les atribuye la misma responsabilidad penal del autor material; es decir, de 12 a 18 años.

Falta educación 

La docente de educación básica integral, Key la Zambrano, manifiesta que pese a que los maestros tienen conocimientos en psicología, esta formación no es suficiente para poder enfrentar un caso de abuso infantil que se presente en una institución educativa. Asegura que así como existen capacitaciones en muchas otras áreas, los docentes necesitan la orientación de personas especializadas que les permita tener una mayor sensibilidad para poder detectar estos casos, "porque sí los hay, y muchos". 

Pese a que aplaude campañas y marchas que van en contra al abuso infantil, dice que lo más necesario actualmente es educar a padres, madres, maestros y toda la comunidad en general. 

También afirma que hay cuestiones legales que los profesores deben tener siempre en cuenta, sobre todo para aquellos docentes que por temor no se atreven a denunciar una situación. Explica que al igual que pasa con los padres y madres que no acusan el hecho, los docentes también pueden verse implicados si se llega a establecer que tenían sospechas de un abuso y no lo notificaron. 

Pese a la falta de formación en este tema, la educadora manifiesta que los docentes tienen "un sexto sentido" que les ayuda a determinar que algo está pasando. Expresa que al compartir tanto tiempo con los niños, aprenden a darse cuenta cuando algo no está bien, generalmente cuando hay un cambio repentino en el comportamiento. 

Explica que los niños vienen con un desarrollo normal en su proceso educativo, pero cuando son víctimas de abuso o de acoso, el cambio es completo. "Es un cambio del cielo en la tierra porque el niño se vuelve re traído y su rendimiento cae por completo".

A su juicio, los docentes deben estar muy atentos porque los niños manifiestan su situación lla mando la atención o a través de sentimientos de temor y amenaza. Para la profesional, las víctimas en su condición de infantes no tienen la capacidad de acercarse a la persona y decirle: "me están haciendo esto, me está pasando esto", sino que lo demuestran con su comportamiento. Es allí cuando por lo general, el docente comienza a buscar apoyo, bien sea de un orientador, de un psicólogo o acercarse al niño o la niña y ganar su confianza para que pueda contarle lo que está sucediendo. 

Por su parte, el psicólogo, Alfonso Amaya, expresa que este es un tema que amerita educación, investigación y terapia, "pero en el mundo real, no en centros que sólo quieran hacer dinero". A su juicio, para que la sexualidad pueda ser sanada, los líderes que tomen decisiones políticas para ese propósito han de estar sexualmente sanos. "¿Cómo crees que asumirá las políticas públicas sobre sexualidad humana un político pedófilo o con desórdenes sexológicos o psicológicos?", pregunta. 

Estadísticas

Según el Observatorio Venezolano de Violencia, capítulo Táchira, en el primer cuatrimestre del año 2023, al menos 45 niños fueron víctimas de abuso sexual; y en el último informe del mes de mayo sumaron seis más. Para el mes de junio, el Ministerio Público dio a conocer tres víctimas, lo que da un total de 54 niños que han sufrido abusos sexuales en lo que va del año 2023. 

Yensy Meneses, coordinador del OVV, mani fiesta que el aumento en los casos de este tipo son alarmantes y asegura que la mayoría de los victimarios son personas cercanas, conocidas o familiares. "Personas que los niños ven como gente común, que ven el día a día". 

La piscóloga, Luigina Berardi Velluto, expresa que alrededor del 30% de los casos son ejercidos por personas cercanas y que ejercen un poder (educador, tutor, entrenador o padres).

El abuso interrumpe el desarrollo evolutivo del niño

La piscóloga, Luigina Berardi Velluto, explica que el abuso sexual es un problema de conducta desviada que está presente en todas las culturas y sociedades. Se trata de una manifestación determinada por factores individuales, familiares y sociales que representa una interrupción en el desarrollo evolutivo del niño o niña y puede dejar secuelas negativas definitivas.

Asegura que en la mayoría de los casos, el abuso sexual es una experiencia traumática. "El niño lo vive como una amenaza contra su integridad física y psicológica. Su desarrollo psicoe-mocional se ve vulnerado, así como su respuesta sexual en la vida adulta, por lo que es considerado como uno de los tipos de maltrato infantil". 

Manifiesta que un niño agredido sexualmente por un adulto queda marcado de por vida. Para que el niño pueda afrontar el trauma, dice que hay que trabajar mucho a nivel psicológico porque por lo general son personas que crecen con un sentimiento exagerado de miedo, no se confían de las personas que están a su lado; lo que genera una gran aislamiento y ansiedad.

En muchas ocasiones, el niño agredido por un adulto decide olvidar esos abusos, como si no existieran. "Pero antes o después, ese trauma termina saliendo y en ocasiones las consecuencias son muy graves", asegura. El consumo desmesurado de alcohol y drogas es, a veces, una forma de luchar contra ese trauma ignorado durante años, según explica la especialista. 

Otro de los efectos que expone son los abusos que tiene que ver con la propia sexualidad. Dice que en el caso de las mujeres, su sexualidad pasa a mantener conductas de riesgo o, al contrario, huir de ellas. Además, tienen más probabilidades de sufrir abusos en la edad adulta. Los hombres, por su parte, presentan problemas de identidad sexual, falta de satisfacción o alteraciones de la motivación sexual.

Cómo identificar

A su juicio, el abuso sexual en niños, niñas y jóvenes es difícil de detectar, dada la variedad de indicadores que presenta y el hecho de que la mayoría de las personas no conocen cuáles son estos indicadores, y no presta al niño, niña o joven la suficiente atención como para notar que algo lo está afectando.

Para la experta, es necesario estar alerta si los niños presentan algunos indicadores físicos, como infecciones recurrentes en el tracto urinario, enfermedades de transmisión sexual, ropa interior inexplicablemente manchada o rota, dolor, sangrados o malos olores alrededor de la boca, el ano o la vagina, dolores de estómago o de cabeza, vómitos, tono de voz propio de un niño o niña más pequeño, mojarse en la cama, brotes o rasguños inexplicables, privarse de alimentos, embarazo temprano, dificultad para caminar o sentarse, vergüenza de su propio cuerpo, sentirse atraídos por el fuego, comerse las uñas, fugarse de los hogares, entre otros. 

Asimismo, la especialista explica que existen diversas características familiares que actuarían como elementos desencadenantes para el abuso sexual infantil, como la violencia intrafamiliar. También influyen antecedentes de maltrato en los padres, con un autoconcepto negativo o familias con poca o ninguna red de apoyo para afrontar momentos adversos.

Descarga nuestra app aquí o escanea el código QR

Otras Noticias