María Beltrán | La Prensa Táchira.- Olores desagradables, mal aspecto y hasta animales de rapiña son el resultado final del "botadero de basura" ubicado en la calle principal de La Castra.
Esta situación podría ser más llevadera si los promotores del problema fueran personas ajenas al sector; sin embargo, por tratarse de la inconsciencia de algunos residentes de la zona, los hechos han trascendido en el tiempo.
A un lado de la calle principal de La Castra se encuentra la urbanización Villa San Cristóbal, mientras tanto, al otro extremo están situados los reconocidos Bloques de La Castra, específicamente el seis, siete y ocho.
Durante muchos años la paz, armonía y cordialidad estuvo presente y era parte de las relaciones entre ambos sectores, y la basura no se veía en la calle. Pero luego de un anexo realizado en el área de los bloques, hizo que los problemas surgieran.
Puertas
Carmen Molina, habitante de la urbanización antes mencionada, relata que antes los habitantes de los bloques sólo contaban con una vía para entrar y salir de su sector; sin embargo, hace aproximadamente 15 años se realizó una remodelación en el área trasera que conecta a los bloques seis, siete y ocho e hizo que los habitantes de estas tres estructuras pudiesen salir directamente hacia la calle principal "sin tener que caminar tanto", con tan sólo abrir una puerta.
Según Molina, las tres puertas no sólo permitieron la facilidad para salir de los bloques, sino que además facilitó la creación de "un nuevo basurero" a orillas de la calle principal de La Castra.
Desde un principio, los habitantes de la urbanización Villa San Cristóbal no estuvieron de acuerdo con tales acciones, pero a pesar de esto sus palabras no fueron oídas.
Al cabo de un tiempo, el bloque siete se organizó e instauró un día en particular para "sacar la basura", norma que se mantiene hasta el día de hoy cada vez que pasa el camión del aseo. Pero los otros dos bloques no han hecho así, antes bien, arrojan la basura sin importar que esto perjudique a los otros vecinos.
Esto ha traído como consecuencia la presencia de animales como ratas, ratones, zamuros, perros y gusanos, lo cual intranquiliza a los habitantes de la urbanización.
Aunque el camión del aseo pasa dos veces por semana recogiendo la basura, los vecinos manifiestan que una vez que se va no pasa ni una hora cuando ya otra vez el espacio está ocupado por bolsas.
Quejas
Además de la mala imagen que causa a la calle debido a la concentración de aves de rapiña, en varias oportunidades se han puesto a pelear en los techos dañando de esta forma la parte superior de las viviendas. Tal es el caso del habitante Alfredo Santos, quien señala que anualmente debe reparar el techo de su casa.
Los vecinos también señalan que en la actualidad pasan carros provenientes de otros sectores y también arrojan basura en el lugar.
Esta situación ha ocasionado que la salud de algunos habitantes resulte afectada. En el caso de Carmen Prato, el estrés de observar basura todos los días le causó fuertes dolores de cabeza que afectaron el nervio trigémino de su cara.
"Como habitante uno espera que el sector en donde vive sea cómodo, tranquilo y limpio. Uno no espera vivir entre los zamuros y ratas", manifiesta la habitante Prato.
Asimismo, muchos vecinos se han limitado de instalar puestos de comida, debido a los olores y mala presencia física que aporta la calle, pues como expresó Nubia Contreras "nadie va a querer comer pasteles frente a un basurero".
Por tal razón, los habitantes de la urbanización piden a las autoridades tomar las medidas necesarias para eliminar ese "botadero de basura", pues de lo contrario en unos años se convertirá en "el basurero municipal".
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