Ariana Moreno | La Prensa del Táchira.- Con restricciones de horario, amenazas, extorsiones y en constante mudanza para evitar ser desalojados, viven los vendedores informales de frutas y verduras en los principales mercados de San Cristóbal.
En las adyacencias del Terminal de Pasajeros, cientos de hombres y mujeres que tienen como único medio de sustento la venta de estos alimentos, manifiestan que se encuentran a la expectativa de lo que vaya a pasar en los próximos días ya que en varias ocasiones han recibido varias advertencias de que serán expulsados de la vía pública.
Algunos comentan que las autoridades municipales les han dicho que los van a reubicar y otros, manifiestan que esto no es cierto y que simplemente los dejarán a su suerte. La comerciante Marlene Maldonado asegura que todos quienes allí laboran "están sobreviviendo" y que desalojarlos, sería dejar morir de hambre a cientos de familias que dependen solo de las ventas diarias.
También dice que hasta el momento, no han podido hacer nada porque presuntamente los policías reciben dinero por dejarlos trabajar. "Los policías también están sobreviviendo y necesitan de nosotros y entonces, todos nos ayudarnos", explica.
Alejandro Díaz, otro vendedor, manifiesta que anteriormente los vendedores estaban organizados y hasta portaban carnet pero en estos momentos no tienen ninguna organización que los respalde.
En el caso del mercado de La Ermita, los vendedores sí están organizados y solo tienen permiso de trabajar los viernes, sábados y domingos. El resto de días, se lo viven mudando sus puestos a calles cercanas para poder vender, según asegura el comerciante Dario Peña.
Expresa que aunque han llegado a un acuerdo con las autoridades municipales, los días que se les prohíbe trabajar constituyen una enorme pérdida de dinero y mercancía.
Por su parte, en el mercado La Guayana los vendedores que se encuentran a las adyacencias en su gran mayoría son los mismos que tienen puestos alquilados dentro del mercado; sin embargo, prefieren estar en la vía pública debido a la poca afluencia de compradores en el recinto.
Aunque desde hace meses han sido llamados a ocupar sus puestos, los comerciantes manifiestan que sobreviven gracias a las compras registradas a las afueras de los mercados.
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