El "tesoro" de la casa encantada de La Romera nunca fue encontrado

María Beltrán | La Prensa Táchira.- La casa encantada de La Romera se quedó esperando a que alguien gritara "Eureka", luego de encontrar el tesoro enterrado que según está oculto al pie de un árbol. 

Sin embargo, aunque algunas personas intentaron encontrarlo este tesoro aún permanece en una casa ubicada en la carrera 15 entre calles 16 y 17 de la ciudad de San Cristóbal.

 Así lo señaló Lolita Robles en una de sus historias recopiladas en el libro "Leyendas del Táchira". 

Según relata la escritora tachirense, este tesoro permanece en el patio de la casa desde el período presidencial de Juan Vicente Gómez, es decir, desde 1931. Más específicamente "fue enterrado durante su dictadura". 

Cabe destacar que cada vez que alguien intentaba buscar ese tesoro, era conducido por una luz blanca que se situaba frente al árbol. Era como si la luz tratara de indicar la ubicación de tan codiciado premio.

Además, el libro añade que en esa misma casa "se escuchaban ruidos extraños: gallinas que cacareaban y se zumbaban del techo, patos o piscos", además de esto el cerrar y abrir de las puertas era común durante la noche y "en otras oportunidades se podía observar una figura vestida de blanco que paseaba por el solar", aunque nunca pudieron visualizar los aspectos de su rostro. 

Esto ocasionaba "terror y pánico" en cada uno de los dueños que tuvo la casa; de hecho, según la historia "ninguna persona lograba pasar más de una noche en ese lugar". 

Por tal razón, esta casa fue vendida y alquilada en muchas ocasiones. Sin embargo, su propio misterio terminó acabando con ella. Debido al encanto que poseía la casa, esta fue derrumbada. 

A pesar de esto, con el tiempo volvieron a construir sobre aquellos escombros una nueva residencia. 

Con esta construcción vino también una nueva historia para la casa, en la que las sombras, los misterios y el tesoro enterrado fueron totalmente olvidados. 

En la actualidad, Heddy Díaz es la habitante de esta supuesta casa encantada que según la leyenda escondía el tesoro; sin embargo, ella misma desconoce la historia que aparentemente se vivió en ese lugar durante la dictadura de Gómez. 

 Díaz dijo que "Lo único que sé es que esta casa era de mis suegros. Ellos ya murieron, pero la verdad, es la primera vez que oigo hablar de esa historia", además afirma que en los años que tiene viviendo en la casa nunca ha visto cosas ni escuchado ruidos extraños. 

"No recuerdo que mis suegros me hablaran sobre esa historia. Eso me lleva a pensar que ellos tampoco la conocieron" ; sin embargo, enfatiza que antes de sus suegros la casa tuvo otros dueños. 

Esta historia no sólo ha sido olvidada por los nuevos dueños de la vivienda, sino que además los mismos habitantes y comerciantes ubicados en las calles 16 y 17 no tienen ni idea sobre estos hechos. Sólo quedan unos pocos que aparentemente conocen la historia. 

Tal es el caso de Jesús Casanova, quien es uno de los habitantes con más tiempo en la carrera 15, pues él mismo manifiesta ser oriundo del sector. 

Esta persona señala que hace muchos años un hombre vestido como de "sacerdote" con una bata blanca era visto por esa casa, pero añade que eso fue "hace muchísimos años" y que los vecinos actuales, tanto de la casa como de la calle, desconocen esos hechos.

Asimismo, señala que eso quedó olvidado y que ahora todas la personas de este sector viven como cualquier otro ciudadano: trabajando y ocupándose de sus familias. "La idea de pensar en fábulas o mitos quedó en el ayer", señaló. 

El árbol

Algo en lo que sí hace diferencia la historia de Lolita Robles con la declaración de Jesús Casanova es lo relacionado con el árbol, ya que según la leyenda escrita por Lolita, el tesoro se encuentra debajo de un árbol de guanábana y, según Jesús Casanova el árbol que está en el solar de la casa es de mango. 

A pesar de esta diferencia, el habitante señala que desde que él tiene uso de razón, ese árbol ha existido, añadiendo además que en temporadas de mango "el árbol echa mucho fruto, pero ninguno de estos sale bueno". Aún no tienen una explicación para tal misterio. 

Casanova resalta que hoy en día todos han olvidado esa historia, ya que ni el fantasma ni los ruidos volvieron a aparecer. Sin embargo, dice que "según, el tesoro sigue enterrado al pie del árbol de mango", pero que han pasado muchísimos años desde que alguien haya intentado tan siquiera buscarlo.

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