Pacientes superan grandes travesías para una terapia de lenguaje en Táchira

Redacción | La Prensa Táchira.- En redes sociales se hizo viral la reacción del joven tachirense Klener Villarroel que pudo escuchar por primera vez a sus 15 años, después de haber sido diagnosticado de pérdida total de la audición en ambos oídos, por una hipoacusia profunda bilateral. Tanto él como su hermano menor de 6 años recibieron prótesis y recuperaron su audición, pero la travesía apenas comenzó ese 23 de enero, porque a partir de ahí han debido trasladarse cada semana desde Seboruco hasta San Cristóbal para desarrollar el habla, por medio de terapias de lenguaje.

Cerca de 100 kilómetros debe recorrer Keila Durán con sus hijos para poder realizar la terapia de su hijo, porque no hay un centro más cercano a su municipio que las realice y solo el traslado de ella con sus hijos le representa un gasto semanal de 240 mil pesos, fuera de los costos de terapia y alimentación, por lo que muchas veces tratan de pedir aventones en la vía hacia San Cristóbal. 

Sin embargo, Durán sostiene que cada esfuerzo ha valido la pena al ver cómo han evolucionado sus hijos y oírlos decir de su boca "mamá y papá" y hasta hilando pequeñas oraciones en su cotidianidad con el apoyo de su terapeuta Diana Patiño.

El caso de Durán no es el único. Son muchas las familias que deben recorrer grandes distancias desde los más recónditos lugares de la geografía regional, para que sus hijos y familiares reciban terapia de lenguaje en San Cristóbal, ya que existen pocos profesionales de esta área actualmente en el estado, tanto en el sector público como en el privado, y se encuentran concentrados en la capital tachirense. 

En el caso sector público, solo dos terapistas o logopedas están disponibles actualmente en las salas de rehabilitación integral del Antituberculoso y Villa de Los Niños –ambas en San Cristóbal-, recordando que este servicio de salud depende de la disponibilidad de licenciados de la Misión Cubana y muchos de los que han finalizado misión o han retornado a su país por vacaciones, no regresan a Venezuela. 

Igualmente, en el sector privado, en varios centros de atención que anteriormente impartían terapias de lenguaje, sus responsables aseguraron que ya no cuentan con este servicio, ya que muchos terapeutas se han ido del país. Incluso una de las terapeutas consultadas, Claudia Vera, destaca que por mucho tiempo laboró en Venezuela y partió hacia la ciudad de Cúcuta en búsqueda de mejores condiciones socioeconómicas y hasta ahora está retornando a la consulta, una vez por semana, en un centro privado, aprovechando la cercanía fronteriza. 

"No somos médicos"

La profesión de terapista del lenguaje –que ha venido cambiando en Venezuela a las carreras de T.S.U. y Licenciatura en Fonoaudiología-, es una carrera aparte de las áreas de educación y salud con las que regularmente se les asocia. 

Una de las razones por lo pueden haber pocos especialistas en el área es que la mayoría de carreras universitarias vinculadas se encuentran concentradas en el centro del país –la más cercana es la UPTM "Kléber Ramírez" ubicada en Ejido, estado Mérida-, recordando que su accionar tiene que ver con el apoyo en el tratamiento de los diversos trastornos comunicativos de deglución (al masticar, tragar o comer). 

En este sentido, la terapeuta Ana Loyola destaca que al asistir a una terapia del lenguaje, sean niños o adultos, generalmente estos vienen con un diagnóstico médico –especialmente de neurología- o psicológico y con base en ese diagnóstico médico se hace la evaluación y el plan de trabajo de acuerdo a las fortalezas y necesidades de cada uno. 

En los niños, Loyola indica que los diagnósticos de consulta más frecuentes son los trastornos de articulación, relacionados con la dificultad para producir sonidos y emitir palabras de forma incorrecta; así como los trastornos en la fluidez, interrupciones involuntarias como la tartamudez.

En el caso de la terapia para adultos refiere que va dirigida especialmente a personas que sufrieron alguna lesión cerebral o tienen enfermedades degenerativa como Parkinson o Alzheimer, pueden afectar el habla. 

Igualmente, destaca que la terapia del lenguaje también va dirigida a mejorar la calidad de vida en personas –niños y adultos- con compromisos cognitivos o enfermedades degenerativas que afectan el lenguaje. 

"Intervenimos en estos casos memoria, organización y resolución de problemas, ejercicios de respiración, habilidades de la comunicación social e interpersonal y ejercicios para fortalecer los músculos faciales que intervienen en la comunicación", puntualizó.

Unión terapista-familia

La terapeuta Claudia Vera destaca precisamente que, en su caso, la mayoría de niños que atiende son niños con trastorno del espectro autista, cuyos pronósticos muchas veces no son favorables y los mismos padres pierden la fe en el proceso de rehabilitación, "pero cuando ellos ven que su hijo ha ido evolucionando en los aspectos comunicativos, se entusiasman muchísimo". 

Vera no solo destaca la importancia de la integración familiar para lograr avances en la terapia, sino que asegura que establecen una especie de conexión, no solamente con el niño sino con sus familias. 

"Ya los niños pasan a formar parte de la vida de uno porque son tratamientos muy largos, de tres, cuatro años y ya uno está dentro de la familia. Los organizamos para que participen en las distintas actividades del niño, y nosotros mismos pasamos a ser una persona muy importante en la vida tanto del niño como de esa familia. Los padres son muy agradecidos cuando ven la evolución de sus hijos", aseguró.

Señales de alerta

La especialista Ana Loyola indica algunas señales de alerta por las que se debe asistir a terapia de lenguaje:

-En niños, habla infantilizada, propia de un niño más pequeño de la edad que tenemos, que sea difícil para comprender por un adulto o fuera del entorno familiar. 

-Vocabulario reducido y escasa estructuración gramatical, ya sea de frases o oraciones dependiendo de la edad del niño. 

-Omisión o sustitución de sonidos, por ejemplo, yo por mío, aleta por maleta, tarro por carro. 

-Si repite muchas veces una sílaba o varias durante la emisión de una frase. 

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