María Beltrán | La Prensa Táchira.- A través de los años, el errado pensamiento de que las artes marciales vuelven a los niños agresivos ha cambiado. En el caso del wushu, este es conocido como "el arte de la no violencia", ya que además de brindar las herramientas necesarias para la defensa es capaz de instruir al alumno en el desarrollo de cualidades como el autocontrol, disciplina y paz interior.
A diferencia de otros deportes, el wushu es una disciplina inclusiva, pues permite que cualquier persona (según su capacidad) pueda practicarla.
En el caso del Club Semillero Olímpico, ubicado en la ciudad de San Cristóbal, en varias oportunidades han recibido a niños con condiciones especiales, como el autismo, discapacidades intelectuales y motrices.
Andreína Valdés, quien es la actual presidenta de la Federación Tachirense de Wushu, señala que este deporte ha beneficiado a muchos niños con estas condiciones, ya que les permite desarrollar vínculos con otros niños mientras entrenan las artes marciales.
"Algunas de las representantes nos dicen que desde que los niños comenzaron a entrenar wushu, la integración en la escuela y trabajos en grupo han sido más fáciles", expresó Valdés, destacando además que por medio del deporte los niños son capaces de "drenar" y establecer rutinas beneficiosas para su cuerpo y mente.
Además, esto ha permitido que los estigmas y tabúes dentro de la formación de los alumnos se acabe, pues "los niños saben que debemos incluirlos porque son personas iguales a nosotros, sin malas caras ni comentarios despectivos, antes bien, ayudándolos y compartiendo", manifiesta firmemente la entrenadora Valdés.
Este objetivo se ha cumplido, ya que más que compañeros de deporte "los niños han podido entender que somos una familia", añadió.
Además de la integración social, el wushu le permite a cada uno de los niños desarrollar habilidades físicas, entre las cuales se destacan la flexibilidad, coordinación, firmeza, fuerza y precisión, las cuales mediante la constancia y disciplina permiten que el alumno destaque y sea un gran atleta.
Por otra parte, el wushu también ofrece ciertas virtudes a nivel personal, basadas en su propio código de ética: la cortesía, disciplina, el valor, la humildad y el espíritu invencible. Mediante la aplicación de cada uno de estos principios, el niño podrá aprender a ser un buen ciudadano y persona íntegra.
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