Elizabeth Montoya | La Prensa del Táchira.- En Venezuela se genera un promedio de 1,5 kilogramos de basura por persona al día, y pese a que el 85% de esos desechos sólidos son aprovechables, actualmente menos del 2,5% de los residuos reciclables como el plástico, el papel, el cartón y el vidrio se están recuperando y aprovechando.
Así lo asegura Mayra Cárdenas, responsable del Aula Viva, un proyecto de la Comisión de Gestión Ambiental y Sostenibilidad de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET), que junto al Comité Internacional para el Desarrollo de los Pueblos (CISP), y el financiamiento de la Unión Europea desde el 2014 viene desarrollando en el estado propuestas de reciclaje, sostenibilidad y mitigación del cambio climático como los proyectos Acción 3R y Andes en Acción Climática.
Cárdenas explica que Acción 3R fue un proyecto para la reutilización, el reciclaje y el procesamiento de los desechos sólidos de los municipios de la zona norte del estado Táchira, que implicó tanto la investigación como la capacitación de comunidades y el establecimiento de "Puntos Verdes" en cuatro instituciones educativas, pero que además del proceso de sensibilización, el proyecto estableció un direc torio para el aprovechamiento del material obtenido en los puntos ver des, con empresas que recuperaban el plástico, papel y cartón, vidrio y materiales mixtos para la fabricación de bolsas, mangueras de riego, tuberías, estantillos, entre otros productos.
En el caso de Andes en Acción Climática, señala que la orientación fue más general y además de continuar con el reciclaje como bandera para reducir el impacto ambiental, se apuesta por otras iniciativas para la sostenibilidad como la instalación de energías renovables, la siembra como medio para reducir la huella de carbono y mitigar los efectos del cambio climático, los huertos urbanos para garantizar la soberanía alimentaria y las brigadas de gestión de riesgo en las comunidades para atender los desas tres causados por el calentamiento global como incendios, inundaciones y sismos.
"Aula Viva, ubicada dentro de la UNET, continúa con esta iniciativa como espacio de formación vivencial. Son innumerables las personas de todas las edades que hemos formado en 5 años, desde escuelas, gremios profesionales y comunidades, promoviendo la cultura del reciclaje y una economía circular como parte de un modelo de producción y consumo más sostenible", señaló.
Hacia la sanción
Pese a este tipo de iniciativas, algo en lo que coinciden tanto las autoridades tachirenses como la comunidad en general, es que en el Táchira no existe una cultura ecológica real ni la disposición y logística para reciclar los residuos que se generan.
De hecho, el alcalde de San Cristóbal, Silfredo Zambrano, quien viene implementando el plan "San Cristóbal ecológica", asegura que pronto pasarán a la fase de las sanciones porque todavía hay muchos usuarios inconscientes que no sólo no hacen la clasificación de sus desechos, sino que los arrojan en lugares indebidos o los sacan fuera del horario de recolección.
Hasta ahora, afirma se han centrado en la orientación con una inversión de más de medio millón de dólares, tanto en los 200 contenedores instala dos en la capital tachirense, como en la campaña de concienciación que involucra a 60 fiscales o "coach" ambientales, el patrullaje de la policía ambiental y la instalación de paradas ecológicas con puntos de recolección, paisajismo y recreación.
Sin embargo, indica que la directriz es seguir avanzando para convertir al Táchira en territorio verde y que el modelo implementado en San Cristóbal se replique en el resto de municipios. "Nuestro objetivo es seguir creciendo. Esperamos instalar unos 3000 contenedores en toda la ciudad, de acuerdo a unas rutas de recolección previamente establecidas. Y hemos venido presentando un proyecto para, con financiamiento internacional, instalar una planta de reciclaje estatal para el aprovecha miento de estos recursos", señala Zambrano.
No obstante, asegura que la separación de los desechos ya ha rendido sus frutos y desde enero del 2022, con el apoyo de la Escuela de Reciclaje (un proyecto de la empresa Andes Plast), se ha evitado que más de 320 toneladas de desechos vayan a parar al vertedero de San Josecito, lo que ha significado un ahorro millonario en transporte, logística y horas/hombre para el ayuntamiento.
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