Migración masiva deja el país sin relevo profesional

Elizabeth Montoya | La Prensa Táchira.- El experto en fronteras y migración, Pável Rondón, indicó que "la migración masiva de ciudadanos en edad de ejercicio profesional, en la época de mayores posibilidades de trabajar por el país nos está creando un problema para el futuro no sólo por la ausencia de esos profesionales, sino por la falta de docentes que formen la generación de relevo". 

"Eso significa un atraso en la educación y pudiera constituir en las próximas décadas una debilidad estructural desde el punto de vista educativo de Venezuela que se reflejaría en las actividades de todo tipo, productiva, económica, sociales, culturales", subrayó Rondón, para quien la crisis económica agudizada por la pandemia redujo y casi elimina las posibilidades de un trabajo bien remunerado en Venezuela, empujando a los ciudadanos a seguir migrando para poder satisfacer sus necesidades básicas.

"En Venezuela no alcanza el salario ni los bonos para satisfacer la canasta básica. No digamos otras necesidades como salud, educación, vivienda, ropa. Eso no se puede costear con un bono. Y aunque muchos regresan en peores condiciones, porque no tenían documentos o su formación era limitada, hay profesionales que les ha ido muy bien en el exterior, están estabilizados y hasta han montado empresas de todo tipo, y si regresan es sólo para reencontrarse con sus familias, pero vuelven a salir", aseveró. 

En aumento 

Tomás Páez, coordinador del Observatorio de la Diáspora Venezolana, asegura que esa comunidad de venezolanos en el exterior "no ha cesado de crecer y ni siquiera el virus la paró; la ralentizó, pero no la frenó del todo", y que, de acuerdo a los estudios que desarrolla dicho observatorio desde el 2013, "ya estamos hablando de 8 millones de venezolanos fuera del país". 

"Eso es mucho más habitantes de lo que tenía Venezuela en 1960 y son cifras que nos hablan de una nueva realidad geográfica. Es decir, una de las ciudades más grande de Perú es Lima, con más de un millón de venezolanos concentrados allí. Luego tenemos ciudades como Bogotá, cuya diáspora ya es más grande que la cantidad de habitantes de algunos estados de Venezuela. Y las tasas de retorno tienden a ser más bajas a medida que pasa el tiempo", aseguró.

Según Páez, dependiendo del país de acogida y sus circunstancias socioeconómicas, las tasas de retorno de los migrantes oscilan entre 30 y 40%. "Es decir, siempre queda afuera, mínimo, un 60% pudiendo llegar a 80%, dependiendo del país. Quienes se fueron ya comienzan a tener hijos, otros incluso nietos. Después de haberla pasado muy mal, consiguen trabajo estable, pueden alquilar vivienda, contraen matrimonio con nativos del país de acogida, etcétera. Y en la medida que la gente eche raíces va a ser más difícil que retorne, como pasó con los mexicanos en Estados Unidos", afirmó.

No obstante, de acuerdo al último Informe de Movilidad Humana Venezolana del Observatorio de Investigaciones Sociales en Frontera (Odisef) que analiza la migración venezolana desde la mirada de los caminantes que recorren el corredor fronterizo Táchira (Venezuela) – Norte de Santander (Colombia), más del 70% de los encuestados asegura que retornaría al país si mejora la situación económica (35,8%) o aumentan las fuentes de empleos (35,8%). 

Además, de acuerdo al informe, el 39,5% de quienes salían del país en estas condiciones —de caminantes— ya tenían una experiencia migratoria previa y había retornado por falta de empleo e ingresos insuficientes en los países de acogida, pero salían nuevamente de Venezuela por las mismas razones.

Esto es lo que califica Rina Mazuera Arias, investigadora del Odisef, como una migración pendular, pues, pese a que el migrante venezolano hoy en día cuenta con mejores redes de apoyo —familiares y amigos fuera del país—, con respecto a quienes se iban dos o tres años atrás, la misma contracción económica que están sufriendo las economías a nivel mundial hace que muchas veces se retorne, incluso en peores condiciones que aquellas que acompañaron la salida.

"Muchos venezolanos son víctimas de xenofobia en otros países y sufren maltratos, situaciones de gran vulnerabilidad, peores, incluso a las que pudieron haber tenido en Venezuela, donde al menos no vivían en las calles. Buscan retornar porque no consiguen empleo, fundamentalmente porque tienen un perfil académico bajo o no cuentan al menos con un oficio que les permita salir de su condición de pobreza. Es por ello, que más allá del asistencialismo se requiere de un plan de apoyo real, brindarles herramientas para su integración e incorporación al campo laboral, sea fuera del país o en Venezuela para todos los que retornan", puntualizó.

Menos ayuda

Precisamente, el tema de las ayudas fue el punto álgido de la Conferencia Internacional de Solidaridad con los Refugiados y Migrantes Venezolanos, realizada recientemente en Bruselas, promovida por el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y calificada por la cancillería venezolana —en un comunicado—, como un "evento hostil" de los organismos internacionales que "politizan y manipulan" la migración.

Dicha conferencia involucró menos jefes de Estado y menos dinero recaudado por parte de los donantes para esta causa, mientras que Eduardo Stein, representante especial conjunto de Acnur y OIM para los refugiados y migrantes de Venezuela, decía que la situación se había complicado en los últimos tres años y que el severo impacto de la pandemia había exacerbado la crisis. No obstante, en diciembre pasado, ambas organizaciones a través de la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), habían lanzado un plan de 1.720 millones de dólares para apoyar las necesidades de los migrantes venezolanos en 17 países de América Latina y el Caribe.

Para la socióloga y defensora de los derechos humanos, Ligia Bolívar, es entendible que las ayudas internacionales para apoyar a los venezolanos en el exterior mermen, cuando "todas las economías se encuentran contraídas", tras la pandemia y la guerra en Ucrania.

"Esto no es una situación que está afectando solamente a los venezolanos que se fueron, sino a muchísima gente, al punto que las cifras de ecuatorianos y colombianos saliendo de sus países también se han disparado y no son países que estén en guerra ni en una crisis como la que tiene Venezuela", destacó.

Sin embargo, más allá de la ayuda internacional, Bolívar considera que el gran ausente es el Gobierno venezolano que "no le presta atención a las personas que están en el país y mucho menos a los que se van". 

"Venezuela no ha brindado ningún apoyo a los venezolanos en el exterior ni suficiente ni oportuno. Para empezar, niega el hecho. Acusa a Acnur de utilizarlo de manera política, cuando son ellos los que están haciendo una politización del tema migratorio. 

Tenemos el caso muy reciente todavía del incendio en el albergue, en el centro de atención en Ciudad Juárez, donde los países de origen de víctimas reaccionaron de manera inmediata, menos Venezuela", resaltó. 

Bolívar concluye que la migración, especialmente en las actuales condiciones de crisis, es un derecho que el Estado venezolano debe proteger, reduciendo los riesgos del migrante, "pero lo que ha hecho el Gobierno es estigmatizar al que se va y al que regresa".

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