Elizabeth Montoya | La Prensa Táchira.- En "zozobra" viven los habitantes de las comunidades Curazao y Lagunitas de San Antonio del Táchira ante la amenaza de un nuevo aumento de caudal de la quebrada La Dantera que ha venido socavando la calle 00 que conecta ambos sectores y temen que la falla de borde de más de 100 metros líneales se siga profundizando y acabe por colapsar toda la estructura vial e incluso las viviendas y comercios aledaños.
La señora Gladys Rojas reside en la comunidad Curazao de San Antonio del Táchira desde hace más de 25 años y tiene su bodega "La Catira" en la calle 00 de dicha comunidad, afirma que especialmente cuando llueve de noche "uno no puede ni dormir" por temer a un nuevo embate de La Dantera, como el episodio ocurrido en noviembre de 2020.
"Todo lo que pedimos es que canalicen bien la quebrada, porque lo que han hecho hasta ahora es excavar por encima, pero no hay un buen canal por donde circule el agua, además han ido cambiando el curso y ahora está como más direccionado hacia nuestra comunidad. Lo hicieron para no afectar a la gente de Mi Pequeña Barinas, que fueron los que más sufrieron con la crecida de hace dos años, pero nosotros vemos cómo el agua está carcomiendo cada día más nuestra calle", aseguró Rojas.
Sin muro
Miriam Rojas, habitante de Lagunitas desde hace más de 50 años, señala que ha visto cómo la comunidad se ha ido derrumbando bajo la mirada indolente de los gobernantes de turno. "Como se puede ver, al frente había varias casas. Había un muro de contención que lo construyó José Ramón Vivas en su primer mandato hace más de 30 años. Es el único que ha hecho algo por nosotros, porque después de eso más nadie le metió mano al muro para reforzarlo o algo.
Cuando se cayó, ya no hubo nada que frenara el agua y cedieron, primero las casas y paulatinamente ha ido carcomiendo la calle", destacó.
Por su parte, Luis Arias, lamentó que se hubiera perdido un bien tan importante para la comunidad como lo es la cancha del sector y las instalaciones de esparcimiento anexas que quedaron inhabilitadas por la inestabilidad de dicha estructura que beneficiaba tanto a los habitantes de Lagunitas como de Curazao y Mi Pequeña Barinas.
"Ahora hay que aprovechar los tiempos de sequía para hacer un buen trabajo porque hasta ahora han sido puros paliativos, puros pañitos de agua tibia y restaurar los daños ocasionados por el agua", destacó.
Aguas servidas
Miriam Rojas agregó que la situación de la calle se ha agravado también por la instalación de una tanquilla de aguas negras que desemboca en la quebrada y afecta la estabilidad del terreno.
Indicó que actualmente deben pagar a alguien para mantener libre una especie de canal que le han hecho a estas aguas servidas tras salir de la tanquilla. "Porque hay gente muy inconsciente que viene a arrojar basura aquí y, cuando se le tapa ese canal, el olor es insoportable".
Además de las aguas servidas que vienen de Curazao y Lagunitas, desde las comunas de Mi Pequeña Barinas también se arrojan desechos.
Especialmente quienes residen justo al margen de la quebrada han instalado criaderos de animales (pollos y cochineras), e instalan drenajes improvisados con tubos hacia La Dantera, lo que ha agravado la contaminación del afluente.
En este sentido, destacan que es imprescindible que las autoridades no sólo ejecuten un proyecto para la restauración del muro de contención y se subsane la falla de borde, sino que se canalicen apropiadamente estas aguas servidas que son un foco de contaminación y malos olores para las más de 20 familias asentadas alrededor.
Descarga nuestra app aquí o escanea el código QR