Sedes dañadas y falta de docentes dejan desoladas las escuelas técnicas

Elizabeth Montoya | La Prensa Táchira.- Un 20% habría disminuido la matrícula escolar en el último año en las escuelas técnicas del estado, tras la pandemia tanto por el desvalijamiento y mal estado de estos centros educativos, como por otros elementos como la ausencia de docentes y personal especializado en las diferentes áreas debido a los bajos sueldos y la ausencia de estudiantes de municipios foráneos que se han retirado por los altos costos de movilización, ya que deben costear hasta más de 10 mil pesos diarios en pasajes, lo que para muchas familias es insostenible.

Según lo afirma el coordinador de Escuelas Técnicas de la ZET, José Gregorio Araque, algunos jóvenes ven el tiempo de formación como una desventaja al tener que cursar un año más para obtener el título en caso de que quieran acceder a la universidad. 

En todo caso, los directivos de las 14 escuelas técnicas que actualmente brindan educación a 1481 jóvenes de la entidad en diversas áreas como agropecuaria, comercio, metalmecánica, entre otros, vienen haciendo malabares para no llegar a un cierre técnico, adaptando diversas estrategias como rifas y colectas con representantes y la sociedad civil, para recuperar espacios, así como alianzas con otras instituciones públicas —como Corpointa— y empresas privadas. Con estas últimas, especialmente con talleres e industrias asociadas a las áreas de formación, realizan convenios para las prácticas que ya no pueden desarrollar en sus instituciones por falta de equipos y suministros.

Estas instituciones esperan mayor apoyo gubernamental porque la mayoría de estas escuelas cuentan con grandes infraestructuras y no tienen el presupuesto requerido para la recuperación y el mantenimiento de los espacios y, muy especialmente, la dotación de los talleres y laboratorios, base de estas escuelas que debían ser renovados al menos cada dos años y actualmente están incluso vacíos.

Una oportunidad 

Detalló el coordinador del Observatorio de Educación de FundaRedes, Mackler García, que "la red de educadores ha documentado y denunciado el estado en el que se encuentran no sólo las escuelas técnicas, sino muchas de las 1545 instituciones educativas con las que cuenta el estado Táchira, las cuales muestran un gran deterioro, total descuido y desatención por parte del Estado venezolano, cuyas políticas no garantizan las condiciones educativas óptimas".

En este sentido, García señala que el Gobierno todavía tiene "una oportunidad para que reflexione y tome con seriedad la educación y se maneje con estándares de calidad, que los laboratorios y talleres cuenten con toda la dotación de insumos y el equipamiento tecnológico necesarios para que docentes y estudiantes puedan realizar un proceso de aprendizaje".

Estrategias

Por su parte, Aminta Herrera, directora de la ETI "Eleazar López Contreras", señala que continúan buscando estrategias para que las condiciones en las que se encuentra la institución no merme la calidad educativa y cuando los docentes llevan a sus alumnos a talleres privados para las práctica, a muchos de ellos los contratan porque han desarrollado las aptitudes necesarias para ejercer dichos trabajos y hay quienes incluso aseguran realizar "gallos" por su cuenta buscando una remuneración para su familia, cumpliendo su fin de generar mano de obra calificada.

Destrucción pospandemia

El año y medio de confinamiento de la pandemia COVID tuvo múltiples efectos en la educación venezolana, sobre todo desde el establecimiento de la pedagogía virtual. Sin embargo, para las escuelas técnicas prácticamente implicó su muerte, pues no sólo venían arrastrando múltiples deficiencias por falta de presupuesto, sino que durante el aislamiento las instituciones quedaron solas y totalmente a merced de los amigos de lo ajeno. 

Según lo afirma el coordinador de Escuelas Técnicas de la ZET, José Gregorio Araque, la mayoría de estas instituciones fueron desvalijadas casi en su totalidad, especialmente en cuanto a maquinaria, suministros, tendido eléctrico y piezas sanitarias.

Esto ha provocado que actualmente las escuelas técnicas atraviesen una situación crítica y las propias autoridades educativas ven bastante difícil su recuperación, por los montos tan elevados que se requieren tanto para la recuperación de la infraestructura como para la dotación de maquinaria nueva e insumos. 

Algunas escuelas, especialmente las dedicadas al área agropecuaria, han recibido apoyo de algunas ONG para ejecución de proyectos, pero se requiere apoyo por parte del Estado para paliar tantos años de desinversión y el vandalismo que han sufrido en la última década.

Con mano de obra calificada

Las Escuelas Técnicas Industriales como modelo de educación en Venezuela fueron diseñadas para crear profesionales en oficios funcionales, en caso de no poder acceder a universidades.

Su antecedente directo es un decreto de Guzmán Blanco, de 1884, con el cual se crea la Escuela de Artes y Oficios que ofrecía oficios más tradicionales —como albañilería, carpintería, herrería—, y la Escuela Politécnica Venezolana que tenía profesiones vinculadas a nuevas tecnologías y otras actividades económicas —telegrafía, comercio, minería, agricultura—. Es en el gobierno del general López Contreras (1935 y 1937) que la antigua Escuela de Artes y Oficios pasa a Escuela Técnica Industrial como instituciones de carácter oficial dedicadas a la capacitación para el trabajo. 

Las ETI's —como fueron conocidas—, tuvieron su período de mayor esplendor entre los años 50 y 60 como principal fuente de mano de obra de la creciente industria venezolana, teniendo como docentes a ingenieros graduados y calificados técnicos venezolanos y extranjeros —estos que habían llegado a Venezuela escapando de guerras en sus países—.

Con Rafael Caldera muere la Escuela Técnica Industrial como se conocía, para convertirlas en ciclo diversificado como una rama del bachillerato común, sufriendo nuevas transformaciones en los gobiernos de Hugo Chávez.

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