Desde el año 1992, los meses de febrero de cada año, sirven políticamente para hacer un balance sobre los efectos que en nuestras vidas produjo el alzamiento militar de aquella época y que significó de otra parte un quiebre casi que definitivo del sistema democrático en las aspiraciones por una mejor calidad de vida por parte de algunos sectores de venezolanos, que han encontrad conformidad o satisfacción en la gestión del actual Gobierno, y de otros que se muestran inconformes e insatisfechos ante las ejecutorias del mismo, lo que ha hecho que el país político haya acentuado la polarización política e ideológica respecto de la manera de valorar las cosas.
Sin embargo, ese balance socio-político que se sucede con el paso de los años, viene presentando un crecimiento y expansión del pensamiento del expresidente Carlos Andrés Pérez, quien en vida y de manera premonitoria declaraba sobre el curso que iban a tomar los hechos políticos en el país, con la aparición de un grupo de militares sediciosos y felones a la Constitución de 1961, que montados también en la tabla del populismo y de las ideologías extremas, fueron arruinando lentamente el aparato productivo nacional y el sistema de derechos y libertades, en connivencia con sectores de la rancia oligarquía caraqueña a la cual después devoró el régimen dominante.
Con el paso de los años, se puede observar en nuestra sociedad, como fechas como el 4 de febrero, cada vez son más raquíticas, flacas o paquidérmicas, que no reflejan a la comunidad nacional e internacional cifras ciertas en lo económico, educativo, en salud, en prosperidad o en bienestar, todo lo contrario, no se observan planes de empleo, el trabajo dejó de ser un medio idóneo para la seguridad de los trabajadores y sus familias, el trabajo ahora es una explotación, no hay una moneda nacional con poder adquisitivo, los combustibles s pagan a precios internacionales, aun cuando esta última causa en 1992, hizo detonar al Gobierno legítimo del expresidente Pérez.
En febrero de cada año, deberían las organizaciones verdaderamente democráticas del país, ya que algunas lo son, de los dientes para afuera, revisar la actuación de los golpistas del 92, en estos últimos 28 años, para hacer el respectivo balance, sobre si en el país hay paz en el espíritu de sus ciudadanos, si las familias están reunidas y si los jóvenes han encontrado oportunidades para ejercer sus profesiones luego de obtenidos sus títulos universitarios o si los oficios que desempeñan son bien pagos, o si los pensionados o jubilados reciben verdaderas pensiones, o si la libertad de información y opinión son cada vez mayores, en fin calificar si el pueblo es feliz.
Ante todas esas interrogantes de fácil absolución, vemos con satisfacción como las conspiraciones e intrigas que se tejieron en contra del Presidente Carlos Andrés Pérez, se develaron, ya las excusas sobre el consabido bloqueo, son cada vez más frágiles y menos creíbles, la obra y pensamiento de Carlos Andrés, le está ganando por enorme distancia a quienes, en febrero de 1992, amparados en el uso irracional de las armas, se inventaron una narrativa anti vida, para tomar el poder por esa vía y ahora mantenerlo de manera poco democrática, sin dar muestras de civilidad para salir de esta espantosa crisis, como sí lo hizo el señor Presidente Carlos Andrés Pérez, al retirarse honrosamente del ejercicio del poder.
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