Fabiola Barrera | La Prensa Táchira.- En la parcela Santa Rosa del Cementerio Metropolitano yace el cuerpo de Andrea Navas, la joven a la que cruelmente un conductor, carente de todo sentido común, le arrebató la vida el pasado 16 de diciembre.
Un hasta mañana que se convirtió en un adiós es lo que recuerda su padre, el señor Claudio Navas, quien con dificultad habla de su niña, como aun le dice.
Y es que apenas Andrea tenía 22 años de edad cuando un carro, marca Toyota, Chasis largo de color blanco se interpuso en su camino y acabó con su vida cuando ella, iba como parrillera en una moto rumbo a su casa en San Rafael, municipio Cárdenas.
El papá de Andrea, con los ojos llenos de lágrimas y voz quebrada recuerda que ese día, el mismo 16, pero en la mañana, Andrea estuvo con su mamá haciéndole mimos y con su pequeño hermano y compartiendo en familia.
"Bajó y se despidió de todos y dice la abuela que hasta acarició la moto que tiene aquí y que no se la dimos para evitarse un accidente en esa vía. Ella se fue y cuando la volví a ver, fue en el lugar del hecho".
Unos seis meses tendría Andrea viviendo en San Rafael, por lo que la ruta diaria desde San Cristóbal, siempre era recorrida sin inconvenientes, hasta ese día.
El señor Navas, con nostalgia, recordó que desde muy pequeña se le inculcó el amor al trabajo, así como de valores arraigados.
"Siempre estaba con buena cara".
Asegura que siempre estaba buscando la forma de ganarse la vida, por lo que hizo un curso de arreglo de cejas y pestañas, con los que se hizo de una clientela. Dada la situación económica, decidió buscar trabajo y pasó por varios negocios como panaderías y antes de morir, trabajó en una tienda de bisutería.
La pesadilla
Tras ser notificado por un hermano suyo del terrible hecho, se dirigió a la avenida principal de Las Vegas de Táriba y consiguió a su niña tendida sin vida en el pavimento.
Desde ese momento inició la búsqueda del culpable del hecho. Rastreando cámaras en la vía, videos, lograron ver el vehículo. Si bien muchos los ayudaron, otros por temor no quisieron ayudar.
"El muchacho que iba con mi hija me dijo que vio a los dos vehículos encima y no pudo hacer nada".
Del conductor del otro vehículo, lo que se supo es que quedó libre bajo medida cautelar. Los familiares de Andrea no tienen contacto con esta persona.
"Hoy fue mi hija, mañana va a ser el hijo de otro". Lamenta Navas que en Las Vegas se estén llevando a cabo piques y las autoridades no hayan tomado cartas en el asunto, ya que con este tipo de acciones, se pone en peligro la vida de todos quienes transitan por este lugar.
En el cielo
Pese a lo que muchos pueden pensar, el señor Claudio comenta que tras la muerte de Andrea no ha soñado con ella ni la ha sentido, como suele pasar en este tipo de casos. "Donde ella está sabemos que está feliz, bien. Allá no hay dolor ni sufrimiento y eso me trae un poquito de tranquilidad. No la hemos visto".
Asegura que el niño, hermano de Andrea, sigue preguntando por ella y llora cada vez que recuerda que no la volverá a ver.
No era una sola
El señor Claudio asegura que no iba una sola persona en el machito, sino dos. Está seguro que tras el hecho seguramente no pueden dormir ni tienen paz, pues arrebataron la vida de un ser humano y sin reparos huyeron, dejando una estela de desgracia en el lugar.
"Pido a Dios que toque el corazón de esas personas para que se entreguen a las autoridades y rendir cuentas por las acciones. Era la vida de mi hija".
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