Una tarde de juegos termina en tragedia en la quebrada La Parada

Ariana Moreno | La Prensa Táchira.- Sumergido en la quebrada La Parada, sin ropa y abusado sexualmente fue encontrado el cadáver de un niño de tan sólo ocho años de edad el 11 de diciembre del año 1966, en una época donde nadie se imaginaría que pudieran frecuentar este tipo de actos, pero que sucedían a menudo y además eran mucho más aberrantes y desconocidos. 

Uno de los tantos casos fue dado a conocer públicamente hace 56 años, cuando Roberto Zambrano, padre del niño identificado como EMZ, desplegó una enorme búsqueda del pequeño tras dos días desaparecido de su casa, ubicada en la avenida Principal de Pueblo Nuevo. Según las informaciones obtenidas en aquella época, el niño habría sido visto por última vez el viernes 9 de diciembre en horas de la tarde bañándose en la quebrada La Parada, ubicada en las cercanías de su vivienda junto a sus compañeros de estudio. 

Autoridades policiales, amigos y familiares del pequeño lo buscaron incansablemente, hasta que un grupo de personas vieron la ropa del niño escondida cerca del pozo donde los menores habrían estado jugando. Las autoridades inmediatamente se sumergieron en las aguas, donde hallaron el cadáver del escolar debajo de unas piedras que impedían que el cuerpo saliera a flote. 

Como en todos estos casos, de una vez tanto los funcionarios policiales como los familiares comenzaron a formularse hipótesis de lo que le pudo haber pasado al pequeño. Inicialmente, las sospechas recayeron sobre los compañeros de estudio, quienes habían estado con él hasta los últimos minutos de su muerte; las autoridades presumían que el niño fue ahogado por uno de sus compañeros, al presuntamente introducirlo en el pozo y mantenerlo bajo el agua por espacio de varios minutos. Según la primera historia de los hechos, los menores en un acto de desesperación abandonaron el lugar y presurosos se dirigieron a sus respectivas viviendas, sin participar nada a sus padres ni a los del infortunado jovencito.

Sin embargo, tras las negativas de los niños, las pesquisas policiales iniciaron formalmente mientras obtenían los resultados de la autopsia. 

Uno de los niños recordó un detalle del suceso que haría cambiar por completo el rumbo de las investigaciones, y es que mientras era interrogado el joven relató que mientras se dirigían al pozo donde solían bañarse, notó que un hombre los seguía misteriosamente, pero que rápidamente le perdieron el rastro y que como ya lo habían visto varias veces caminando por Pueblo Nuevo, no le dieron mucha importancia. 

Con esta pista y la descripción dada por el compañero de la víctima, los agentes policiales iniciaron la búsqueda del sospechoso. En plena investigación llegó el informe de los médicos anatomopatólogos, donde la autopsia revelaba que el niño no había muerto por inmersión, sino por asfixia por estrangulamiento y que además había sido abusado sexualmente durante varias horas. 

Captura

La búsqueda del depravado sexual se intensificó y pronto dieron con su paradero. El hombre que en un principio no pudo ser identificado, fue reconocido por algunas personas residenciadas en las cercanías de la quebrada La Parada, donde se produjo el reprochable delito y se logró su captura. 

El acusado fue llevado a las oficinas de la antigua Policía Técnica Judicial (PTJ) a rendir declaraciones, donde tras largas horas de interrogatorio, él mismo confesó la autoría del horrible crimen contra el pequeño. Una vez conocido el hecho, los familiares del niño no podían creer que su vecino había cometido el asesinato, ya que días antes de ser hallado el cadáver, este hombre había ayudado a los familiares a buscar al niño e incluso algunos testigos dicen que se notaba preocupado. 

Lo que inició como las sospechas de un presunto accidente, terminó por convertirse en una de las historias de infanticidio más horrendas del Táchira durante las últimas décadas, ya que el hombre narró la forma en que había asesinado al niño. Según fuentes policiales de la época, el degenerado había estado siguiendo a estos jóvenes desde hace varios días, con el fin de saciar sus impulsos sexuales más bajos, sádicos y crueles. Según el relato, el hombre al ver que cada quien había tomado rumbo a su casa siguió a la víctima, lo arrastró hacia un sitio solitario, lo violó y una vez conseguido su objetivo lo estranguló y sumergió en el agua, con el fin de silenciarlo para siempre.

Con el fin de que nadie pudiera encontrarlo colocó sobre el cadáver varias piedras pesadas que impidieran que el cuerpo saliera a flote y escondió la ropa y los zapatos del pequeño donde nadie lograra verlos. Aunque el criminal fue ingresado a prisión, no se sabe con certeza la sentencia que las autoridades le otorgaron al asesino de EMZ, un niño inocente que nunca se imaginó que algo así podría pasarle. 

Este suceso tomó mucha importancia en las calles de San Cristóbal, ya que los padres temían por la seguridad de sus hijos y durante muchos meses este caso estuvo rondando en la mente de quienes estuvieron presentes durante el hallazgo del cuerpo sin vida del niño. 

El caso cerró y la prensa escrita de esa época no volvió a recordar aquella tragedia de 1966, hasta ahora que La Prensa retomó esta historia criminal del Táchira para recordar los peligros existentes en esta pequeña, pero misteriosa región andina. 

Los datos de este suceso fueron recopilados de los periódicos resguardados en la Hemeroteca "Estadal Pedro Pablo Paredes" en San Cristóbal, antiguo Alberto Adriani.

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