DIÁLOGO INCIERTO 

Con fundamento en distintos intereses políticos, económicos y geoestratégicos, algunos países de América y Europa, han promovido nuevamente un proceso de dialogo entre un sector de la oposición y el Gobierno nacional en la ciudad de París. En el caso de la República de Colombia, con quien se han reanudado relaciones diplomáticas, no dudamos que la meta del Presidente Gustavo Petro es contribuir con la estabilidad gubernamental y política de nuestro país, a los efectos de que se pueda llevar adelante igualmente una actividad económica tranquila, que pueda también hacer que empresarios colombianos incrementen sus exportaciones para acá, y tal vez intentar salvarle las castañas del fuego a Maduro. 

Sin embargo, el contexto político de este nuevo encuentro no es el más deseable, para aseverar que se van a obtener resultados a corto plazo a pesar de los buenos oficios de Francia, Noruega, Argentina, Colombia y la distancia E.E.U.U. ¿por qué? primero por la deslegitimación que tienen las partes intervinientes ante los ojos de los ciudadanos, producto de errores y el mal desempeño en sus respectivas responsabilidades; segundo por faltar en esos diálogos otros sectores importantes de la oposición democrática y que al parecer no les interesa a los promotores de este nuevo intento de acuerdos. 

Tal actitud, para muchos venezolanos no resulta cónsona con el verdadero deseo de unidad que no es otra cosa que tratar de reunir, organizar y articular un trabajo político que pueda generar alrededor de ellos, apoyos y suma de voluntades para concurrir lo más fortalecidos posibles a las elecciones presidenciales del 2024. Por supuesto, que en esa indiferencia que existe por los dialogantes respecto de la Alianza Democrática, tienen que ver los integrantes de este bloque, a los cuales no se les ha visto tampoco un trabajo político efectivo de acercamiento con los países mencionados, ni menos aún con los participantes nacionales del diálogo, por tanto, en sus reclamos de no inclusión, también son corresponsables.

Volviendo al aspecto del diálogo, el Presidente Petro ha propuesto entre otras cosas que se delibere sobre una amnistía general y la libertad de los presos políticos. Tales sugerencias lucen apropiadas para que los bandos en disputa bajen las tensiones existentes. No obstante, el tema de la amnistía, tropieza con la Constitución de la República que la niega cuando se puedan atribuir violaciones a los Derechos Humanos por parte de los eventuales sujetos a amnistiar, lo que marca una novedad importante para el acuerdo en los puntos a consensuar, cuando de otra parte, está en ciernes una investigación por parte de la Corte Penal Internacional, contra importantes figuras del Gobierno. 

Por último, sería muy interesante ante la pasividad política existente, que las distanciadas oposiciones políticas dialogaran, para que se incorporan conjuntamente en ese diálogo y hacer de esta manera que sea menos incierto, y de esta manera difundieran una agenda más transparente, con voceros de todos ellos, que den a entender de esa unidad política, que cesaron los odios y las descalificaciones entre ellos. Creo que como ciudadanos interesados en que se produzca el relevo constitucional del actual Gobierno, nos interesa más esto, que seguir oyendo a los "líderes" cargándose entre ellos y entre sus seguidores.

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