Venganza y misterio rondan muerte del fundador de "La Gioconda"

Ariana Moreno | La Prensa Táchira.- De tres tiros, con un arma en la mano y triturado por un carro que lo arrastró más de tres metros fue hallado el cadáver de Juan de Dios Suárez, propietario del burdel "La Gioconda", ubicado en El Mirador, municipio San Cristóbal, el 22 de agosto del año 1967. A pesar de que el caso fue resuelto, son muchas las dudas que rondan en torno a los motivos que llevaron a los homicidas a cometer el dantesco crimen que conmocionó a los sancristobalenses hace 55 años, y que forma parte de la terrible historia criminal del Táchira.

La víctima

Juan de Dios Suárez Villamizar había nacido en Toledo, Norte de Santander, Colombia y se encontraba en Venezuela desde el año 1945. Residía con su esposa, su hija de 18 años y su madre de 80, en la avenida 19 de Abril, en San Cristóbal.

Cuatro años antes de su muerte, Juan de Dios Suárez, conocido como el "Negro Suárez", se casó con María Balbina Zambrano, a quien había conocido en una casa de citas de la ciudad propiedad de la mujer. Al ver los beneficios que traía este tipo de negocios, decide abrir junto a ella un nuevo burdel en El Mirador, al que llamaron "La Gioconda".

Todo parecía marchar bastante bien, hasta que a finales del mes de abril de 1967, Juan de Dios fue víctima de un atentado que casi acaba con su vida, pero que en aquel entonces su suerte le permitió salir ileso. Según relatos, el hombre se encontraba conduciendo por La Concordia en su vehículo tipo LTD color gris, cuando recibió dos disparos a corta distancia, uno de los cuales se le incrustó en el pulmón derecho, y el otro logró esquivarlo ubicándose en el espaldar del asiento delantero de su automóvil.

Tras este primer intento de asesinato, comenzaron a circular diferentes versiones sobre el hecho, entre las cuales se dice que estaba vinculado al peligroso delincuente colombiano Mario Izaza Rincón, conocido como "El Mico" y quien murió durante su captura en Colombia. Según los rumores, Suárez guardaba dinero del delincuente y lo estaban intimidando a devolverlo. Asimismo, se rumoró que el móvil pudo ser por cuestiones de tipo pasional, y hasta se comentó sobre negocios relacionados con el contrabando.

Crimen

Tras este antecedente, no fue sino cuatro meses después cuando la muerte le llegaría definitivamente al "Negro Suárez". 

El 22 de agosto de ese mismo año, el prostíbulo "La Gioconda" abre sus puertas a eso de las ocho y media de la noche como de costumbre. Dentro del lugar se encuentra María Balbina Zambrano (la mujer de Suárez), dos mesoneros, unos 12 clientes y 37 mujeres que trabajaban en este sitio.

Alrededor de la una de la madrugada llegó Juan de Dios Suárez en su camioneta, marca Ford color azul claro, tipo Pick Up y se estacionó en el garaje particular, ubicado a un costado del edificio. Se dirigió como todos los días a una de las puertas del negocio que daba directamente al bar y a su dormitorio; sin embargo, ese día la puerta permanecía cerrada por lo que se encaminó a otra de las puertas que se encontraba atravesando la terraza del local.

Cuando iba a mitad de su camino, escuchó que lo llamaron por su nombre y una vez que giró la cara, dos hombres que estaban dentro de un vehículo le propinaron tres tiros cada uno. A pesar de que todo pasó en segundos, la víctima estaba armada con un calibre 38, cañón corto e intentó defenderse, pero no tuvo fuerza para accionar el gatillo y lanzó el arma a pocos metros. Como si los disparos fueran poco, Juan de Dios fue arrastrado por el vehículo marca Chevrolet, Impala, color marrón cromado, donde iban los asesinos.

Por la sorpresa originada por la detonación de las armas de fuego, unos clientes abandonaron sus cuartos y se dirigieron al sitio del cual procedían los disparos y otros huyeron en sus vehículos. 

Quienes se dirigieron a la escena del crimen hallaron sin vida el cuerpo de un hombre, que inmediatamente reconocieron como el "Negro Suárez", quien emanaba sangre por diferentes partes del cuerpo.

El propietario de este burdel tenía el cuerpo prácticamente triturado, los brazos cruzados sobre el pecho y con la cabeza dirigida hacia el local. Los gritos de horror se oían por todo el lugar, algunas mujeres que trabajaban allí salieron despavoridas hacia sus habitaciones y el resto se quedó esperando que llegaran las autoridades.

Levantamiento

A eso de la 1:45 de la madrugada, la Policía Técnica Judicial tuvo conocimiento del hecho mediante una llamada telefónica y una comisión llegó rápidamente al lugar de los hechos.

Inmediatamente iniciaron las experticias del caso. Examinaron el cadáver de Juan de Dios Suárez Villamizar y realizaron algunas detenciones preventivas. Practicaron el levantamiento del cadáver y lo condujeron a la morgue del Hospital Central a las 3 y 40 minutos de la madrugada, donde horas más tarde le practicaron la autopsia.

Durante la necropsia, se hallaron tres heridas de bala; dos alojadas en el brazo izquierdo y pierna del mismo lado, y una en el pecho (región torácica). Asimismo, presentaba una fractura en el brazo derecho, y múltiples politraumatismos y fracturas ocasionadas por el arrollamiento, con desprendimiento de la oreja derecha y el maxilar inferior triturado.

Investigaciones

Con el fin de iniciar las pesquisas, más de 80 personas fueron llamadas ante los investigadores de la Judicial para rendir declaraciones, logrando identificar a dos hombres sobre los cuales recaían sospechas, debido a que algunos testigos identificaron el vehículo en el que se trasladaban los homicidas y con el que se cometió el arrollamiento. 

Funcionarios del cuerpo policial procedieron en busca de los presuntos asesinos. Una de las comisiones fue a Palmira, y tras una serie de averiguaciones detuvo a Néstor Alviárez, de 23 años, a quien las pesquisas señalan como el autor material del hecho. Alviárez fue trasladado a la sede de la PTJ y sometido a extensos interrogatorios. 

El paso de las horas fueron llevando poco a poco a Alviárez a ahondar en detalles, hasta que confesó su participación en el hecho. El detenido terminó por narrar minuciosamente los detalles del crimen e identificar a los participantes. 

El hombre les contó a las autoridades que desde hace algún tiempo, Juan de Dios Suárez venía reclamándoles a él y a Luis Martín Amezquita Fandiño (prófugo), el hecho de que ellos le quitaban a las mujeres de su establecimiento para explotarlas en otros burdeles de la ciudad. Además, dijo que su cómplice, Luis Amezquita es propietario de dos carros de alquiler que tiene su clientela entre las personas que frecuentan estos lugares, especialmente en "La Gioconda".

Las autoridades buscaron activamente a Amezquita, quien en varias oportunidades tuvo discusiones con la víctima y además está señalado como coautor del crimen por el propio Alviárez. 

Asimismo, los relatos del hombre dieron nuevas e inesperadas pistas sobre el crimen que llevaron a la detención de la esposa de la víctima, María Balbina Zambrano de Suárez. 

Balbina fue detenida debido a que la Policía no veía muy claros ciertos detalles, como el hecho de que la puerta del garaje donde Suárez dejó su carro y por la cual él entraba habitualmente estaba cerrada y trancada con un pasador la noche del asesinato. Según se sabe, Balbina era la que atendía este lugar y por ende se encargaba de estos detalles. 

La Policía tampoco estaba convencida de que el móvil del crimen fuera por una disputa por las trabajadoras. La declaración de Alviárez también resultó sospechosa ante el hecho de que este hacía vida marital con Carmelina Lazzo, una de las mujeres que trabajaba allí. Además de la circunstancia de que Alviárez era chofer de taxi y trabajaba en prostíbulos de la ciudad, y muy especialmente en "La Gioconda".

Problema marital 

Por su parte, la detención de María Balbina Zambrano dejó saber que antes de casarse con Suárez era dueña de una casa de citas, ubicada en la carrera 13 y posteriormente solicitó el permiso de Ingeniería Municipal para construir a su nombre el edificio de "La Gioconda", en la Loma de El Mirador. Igualmente, María Balbina hizo expedir la licencia para vender licores a su nombre.

 Según cuentan, Suárez se había adueñado del negocio y en varias ocasiones había discutido con su esposa diciéndole que se retirara del negocio, a lo que ella respondía que de allí saldría solamente si estuviera muerta, a lo cual el hombre habría respondido: "de aquí a quien van a sacar muerto es a mí", algo que parece haberle dado una idea, puesto que a los meses fue hallado muerto fuera de su burdel. 

Las indagatorias a personas que trataban con Suárez y frecuentaban "La Gioconda", coinciden en señalar a María Balbina Zambrano de Suárez como la única enemiga de la víctima en el oscuro negocio que ellos practicaban. Asimismo, se logró saber que Alviárez en uno de sus interrogatorios dejó ver que su patrón (Amezquita Fandiño), le manifestó que ellos estarían defendidos por quien ordenó y probablemente pagó la eliminación de Suárez. 

También se logró establecer que la víctima le reclamó a su esposa en varias oportunidades el hecho de darle "entrada" en el negocio a Luis Martín Amezquita, y de llevar una amistad muy íntima con él. Incluso, se sabe que Amezquita solicitó información en una institución bancaria sobre el monto de la cuenta corriente de Suárez, para 

llevar información a María Balbina de Suárez, logrando establecer que el monto que le informaba su esposo sobre los ingresos del burdel era inferior al verdadero. Algo que molestó a María Balbina, puesto que ella era la propietaria del terreno y había aportado más de la tercera parte para llevar a cabo el negocio.

Las investigaciones determinaron que María Balbina era siempre víctima de maltratos por parte de su esposo, quien, según se dijo, la acusaba de traicionarlo con otro hombre. Se dice que la mujer tenía relaciones amorosas con Amezquita Fandiño, con quien periódicamente se reunía en el bar "El Campo", de la ciudad de Cúcuta. El prófugo de la justicia hacía transacciones comerciales con dinero que le era facilitado por su amante, de ahí que entre los dos existiera un estrecho vínculo.

Libre

A pesar de que el expediente acusaba a María Balbina de Suárez como autora intelectual, luego de varios días de investigaciones fue liberada por el Cuerpo Técnico de Policía Judicial, según se informó por no hallar pruebas contundentes en su contra. A pesar de los detalles dados por uno de los homicidas, la mujer no logró ser acusada por la muerte de su esposo, y el otro asesino y presunto amante nunca pudo ser encontrado.

Los datos y fotografías de esta historia reposan en los pasillos de la Hemeroteca Estadal "Pedro Pablo Paredes", en la ciudad de San Cristóbal.

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