Redacción | La Prensa Táchira.- El crimen de Iraima Ibarra, secretaria de la ULA ocurrido en 1996, conmocionó al Táchira y no sólo por la crueldad con que fueron cometidos los hechos, sino porque entre sus verdugos se contaba una adolescente de 15 años.
La víctima fue torturada, ahogada con una toalla, incinerada, desmembrada y puesta en bolsas negras.
10 años después, una adolescente de 13 años planeó la muerte de sus padres y la ejecutó con la ayuda de dos amigos. A la madre la torturan y luego la ahorcan con cables eléctricos y al padre le disparan.
Hechos similares se vienen repitiendo no sólo en Táchira, sino en todo el país. Tal es el caso del menor de 17 años que descuartizó a su jefe en Apure o el joven que asesinó a su padre a machetazos en el estado Bolívar. El maltrato animal que adolescentes infieren a perros, gatos y demás, ha quedado registrado en medios de comunicación de todo el país.
En todos ellos, la figura de adolescentes como victimarios se repite y esto es debido a ciertos rasgos psicológicos que se desarrollan en el individuo y al cual nadie presta atención.
Psicopatía
Los adolescentes que protagonizan hechos tan atroces contra su propia familia o contra terceros estarían padeciendo un desorden disocial de conducta. Si bien este desorden psicopatológico es uno de los más peligrosos y con más alta prevalencia entre la población infantil y adolescente, no recibe atención ni de la familia ni del Estado.
Según el psicólogo, Alfonso Amaya, entre el 10 y 16% de la población infantil y adolescente puede padecer un desorden disocial de conducta, estos menores con rasgos de psicopatía o sociopatía pocas veces son atendidos a tiempo y por eso suelen convertirse en delincuentes y asesinos, que lamentablemente tienen dos destinos, la muerte o la cárcel.
Explicó el experto que el desorden disocial es uno de los tres desórdenes psicopatológicos que se producen en la infancia y en la adolescencia.
"Se le ha dado más atención al desorden por déficit de atención e hiperactividad que generalmente lo presenta entre 6 y 7% de los niños. Pero también existe el desorden negativista desafiante y ese lo presenta entre el 8 y 10% de la población infantil, y finalmente encontramos el desorden disocial que es el más peligroso, porque los adolescentes y niños que lo presentan infringen las normas sociales, son los muchachos que empiezan a consumir drogas muy temprano, se escapan de clases, tienden a andar en pandillas, tienen relaciones sexuales a temprana edad y son violentos".
Para el experto, el desorden disocial suele aparecer en la infancia y debe ser atendido. Muchos niños comienzan presentando un desorden por déficit de atención o hiperactividad y como no se atiende, un pequeño grupo de ellos tiende a volverse desafiante y este grupo es el que a lo largo de su infancia pudiera desarrollar desorden disocial.
"Entre más pequeños presentan los rasgos más grave será el caso. Es decir, si un niño en preescolar golpea, hace cosas que rompen las normas o roba cosas, si no se atiende empeorará. Hay casos donde hay un factor epigenético y otro un factor social y este se debe a los entornos, si crece en un entorno delincuencial sin importar el estatus social va a desarrollar un desorden disocial y será un delincuente".
Víctimas
Aunque no hay una data de cuántos adolescentes han protagonizado un crimen en el Táchira, Yensy Meneses, coordinador del Observatorio Venezolano de Violencia en la región, aseguró que el número de víctimas adolescentes es mayor en la región.
Irrecuperables
Las alternativas que, a juicio del psicólogo, tienen los muchachos que sufren un desorden disocial es terminar privados de libertad, heridos o muertos. "Hay un grupo de esos muchachos que son irrecuperables, los autores ingleses dicen que los desórdenes disociales con características psicopáticas no se recuperan jamás. En mi experiencia puedo decir que es muy difícil recuperarlo, por eso lo mejor es prevenirlo cuando son muy pequeños, pero lamentablemente las familias no tienen las herramientas para eso y el Estado no quiere tenerlas, por eso ese porcentaje de niños casi no es atendido ni se visibiliza".
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