Redacción | La Prensa Táchira.- Fue la noche del cuatro de agosto cuando la tragedia arropó a más de 16 familias en la vereda Los Arbolitos del sector La Granzonera, en la parroquia Manuel Felipe Rugeles, en el municipio Capacho Viejo, pues las fuertes lluvias provocaron deslizamientos de terreno que dejaron como saldo tres viviendas desplomadas y 13 más en riesgo.
Y es que cerca de las nueve de la noche, Marisol Betancourt, de 51 años, habitante de esta zona, creyó que pasaría una noche tranquila, pero los ruidos que comenzó a hacer la tierra le hicieron pensar lo contrario, pues de un momento a otro las casas comenzaron a partirse como si fueran "galletas de soda".
Los movimientos bruscos causaron zozobra en estas personas, quienes comenzaron a salir de las estructuras despavoridas por temor a quedar tapiadas en medio de la oscuridad, lo que generó una alerta roja en esta comunidad.
"Se fue la luz en ese momento y era imposible ver por dónde íbamos a salir, todos corríamos asustados porque pensábamos que se trataba de un temblor", explicó Betancourt.
En esta área de la vía Rubio habitan más de 16 familias, de las cuales tres quedaron damnificadas, pues las paredes y techos se vinieron abajo. Otras 13 viven con el credo en la boca porque temen que nuevas precipitaciones acaben con lo poco que queda.
Es así como lo manifiesta la ama de casa Esperanza Barreto, de 66 años, quien a diario vive asustada porque teme que unos árboles le caigan encima a lo poco que queda de su vivienda, la cual habita desde hace más de 40 años.
"No dormimos cuando llueve porque sentimos que todo se va a derrumbar", expresó Barreto.
Su hijo lo perdió todo, y ahora el joven junto a su esposa y dos hijos viven junto a ella en un pequeño rancho en esta zona.
"No tenemos condiciones dónde vivir", apuntó.
Casa a la mitad
La desgracia llegó a la vida de Miriam Ramírez, a quien las lluvias le arrebató la mitad de su casa, dejándola sólo con dos cuartos, una parte de la sala y el baño.
Recordó que se hallaba durmiendo, cuando comenzó a sentir que se partían las paredes aquella madrugada de agosto, llevándose consigo lo que por años le costó tener.
"Tengo toda la vida viviendo aquí y ahora no tengo prácticamente casa", dijo.
El cuarto donde dormía su hijo lo arrastró la tierra, por lo cual un espacio donde funcionaba una carnicería dentro de su vivienda tuvo que desalojarlo para que el joven pudiera pernoctar allí.
"Luego de la medianoche nuestra vida cambió, pues perdimos casi todo", expresó.
Las paredes de su habitación están llenas de grietas, los "corotos" que tenía los tuvo que acomodar en un espacio y advierte que en corto plazo el resto de la estructura podría irse abajo, debido a nuevas precipitaciones.
Para poder cocinar, los vecinos improvisaron una tubería y así poder tener agua potable. Para sus necesidades deben hacerlo en el monte, ya que los baños quedaron totalmente destruidos en la noche de la tragedia.
Los vecinos de la localidad consignaron la solicitud de vivienda ante la Dirección Estadal para Hábitat y Vivienda. De acuerdo a un informe de Protección Civil Capacho Viejo, el problema radica en la mala canalización de las aguas pluviales en el sector.
Improvisaron ranchitos
Ante el desplome de las viviendas, quienes residían allí no tuvieron más remedio que improvisar varios ranchitos para poder vivir mientras aguardan una solución a la problemática.
Esta es la historia de Érika Mayerlín Ropero, ama de casa, de 22 años, quien indicó que al caerse su casa no tuvo más remedio que poner algunas latas y caña brava para hacer dos cuartos y allí resguardar los pocos enseres que le quedaban.
El lugar no cuenta con las condiciones adecuadas para vivir junto a sus dos hijos y esposo, pero no tiene más opción, ya que el salario de su pareja es insuficiente para pagar un alquiler en dicha zona o en la ciudad capital.
"Necesitamos que nos ayuden porque estamos desesperados", expresó.
Atienden a los afectados
Luego del colapso de tres viviendas y que otras 13 quedaran en riesgo, el gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal, manifestó que acudió al lugar en compañía del personal del Ejecutivo regional para brindar ayuda a los afectados.
En aquel momento, señaló que estas personas recibieron atención médica, alimentación y les fueron suministrados artículos de higiene personal para paliar la emergencia.
Bernal aseguró que las familias que quedaron damnificadas serían reubicadas de forma temporal en refugios de la ciudad de San Cristóbal.
Agregó que serían realizadas las evaluaciones por parte de un grupo de ingenieros para acordar una alternativa estructural para el beneficio de esta comunidad.
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