Femicidios esperan por la justicia divina

Familiares aseguran que la justicia terrenal no les ha funcionado

Jhoanna Suárez | La Prensa Táchira.- Algunos femicidios en Táchira deben aguardar por la justicia divina, pues tras largos años sus atacantes no han sido apresados. 

Jessica Durán, de 26 años, fue asesinada vilmente por su pareja en el año 2015 y Karla Romero, de 29 años, fue asesinada por sicarios en mayo del año 2018. Ambos asesinatos siguen impunes y sus familias siguen esperando por una justicia que pareciera nunca llegará. 

En el caso de Jessica Durán, ocurrido el 26 de diciembre del año 2015, no hay ningún detenido. Su homicida está plenamente identificado, pero no ha sido apresado por lo que su familia considera "un asunto de dinero". 

Johana Durán es una de las hermanas de Jessica y en entrevista exclusiva para La Prensa del Táchira, comentó que tras 7 años el asesino de su hermana sigue libre.

Al recordar el día del hecho, Johana contó que ella y su madre estaban en Maracay, pues allá residían desde hace un tiempo. Su madre, aunque vivió con Jessica y su pareja Gaudys, nunca pudo imaginar el atroz crimen que se cometería contra su hija. 

Amenaza 

Johana contó que un año después del asesinato, su madre viajó a Colón a conocer cómo iba el caso y se topó con una amenaza que la hizo devolverse a Maracay. A su juicio, el joven no ha sido tocado porque su familia ha pagado una fuerte suma de dinero para que siga libre.

Insistió en que ellos son una familia modesta, y no han podido lograr mayores avances, por lo que deben aguardar porque sea la justicia divina quien dé la justa condena al "psicópata" culpable de la muerte de Jessica. 

Impune

El caso de Karla Romero, también ha dejado a su familia con ansias de justicia. La joven fue asesinada el 9 de mayo de 2018, en Pirineos. Karla fue seguida por sus sicarios para conocer su rutina y luego fue asesinada. 

El autor intelectual de este hecho fue su expareja, quien se negaba a perderla y prefirió matarla. 

Aunque en el caso hay tres detenidos, como autores materiales del hecho, el autor intelectual del femicidio estaría libre y la familia continúa a la espera de que la justicia pueda alcanzarlo. Ese 9 de mayo, la familia de Karla estaba almorzando cuando reciben la llamada que cambiaría sus vidas y que además les arrebataría otro miembro de la familia. 

Cuando ocurre el sicariato de Karla, la investigación del CICPC logra dar con las dos personas que disparan contra la joven y con quien les contrataría, pero se les hace imposible conseguir la detención del autor intelectual. 

La familia de Karla Romero, luego de cuatro años espera porque las influencias que rodean al militar M. Labrador no sean más fuertes que la justicia.

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