Miedo alrededor del uso medicinal de la Cannabis

En el mundo crece la industria con fármacos, infusiones, aceites y cremas

Yadira Quiroz | La Prensa del Táchira.- La polémica en torno al uso medicinal de la planta Cannabis, mejor conocida como marihuana, ha encendido las alarmas en diversos países del mundo, originando antagónicas controversias entre quienes defienden su legalización como aporte a la medicina y quienes abrigan el miedo y la desconfianza alrededor de lo que se cree podría incentivar el consumo de esta droga.

La Organización Mundial para la Salud (OMS), en el año 2019 recomendó a la Comisión de Estupefacientes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la reclasificación de la Cannabis, a objeto de reconocer el valor terapéutico de esta planta, según lo dio a conocer la diputada de la AN, Carlyana Arriechi. 

Aún cuando expertos de la ONU han reconocido su utilidad controlada, en Venezuela la regulación de su uso medicinal sigue en espera y su consumo ilegal opera bajo la clandestinidad y el riesgo.

Países como Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Brasil, Paraguay, Chile, Uruguay, México y Canadá han aprobado la marihuana con fines medicinales, concibiéndole como una herramienta terapéutica indicada para el tratamiento de algunas enfermedades, al igual que lo han hecho 30 de los 50 estados de los EE. UU.

Expertos advierten que la planta contiene más de 500 sustancias químicas, pero son las moléculas THC (tetrahidrocannabinol) y CBD (cannabidiol) sus principales agentes potenciadores, el primero de ellos actúa como psicoactivo o psicotrópico, mientras el segundo actúa como relajante. 

Entre su variedad se encuentra la "Sativa", la cual es estimulante, vigorizante y tiene efecto más cerebral, en tanto que la "Índica" es más calmante, relajante y estimulador del sueño.

Para que esta droga no represente riesgo para sus consumidores, debe pasar por un procedimiento químico seguro, es decir, "para que la marihuana sea medicinal debe tener un control de calidad, un cultivo y compuestos particulares, una producción estandarizada y el cumplimiento de normas internacionales para medicamentos a base de plantas", sostuvo la parlamentaria. 

-Uno de los estándares que debe prevalecer es una composición de bajo contenido de THC (responsable del efecto cerebral que proporciona la marihuana) y un contenido más alto de CBD (sustancia que no tiene efecto psicoactivo)", detalló. 

Consultada la opinión de algunos médicos tachirenses, ninguno accedió a fijar su posición, limitándose sólo a decir que en otros países está siendo utilizada para el tratamiento del control de dolores agudos y trastornos del sueño, en tanto que en el país su posesión y consumo es ilegal.

Regulación para reducir riesgos

A juicio de la diputada, Carlyana Arriechi, el mayor beneficio que traerá consigo la regulación del uso medicinal de la Cannabis en Venezuela es que va a eliminar los riesgos de sanidad pública, por cuanto el consumidor de los mercados ilegales no tiene garantizado los estándares de calidad, debido a que no hay control sanitario.

Dijo que el pasado año 2021, la organización política "Cambiemos Movimiento Ciudadano" llevó al seno de la plenaria de la Asamblea Nacional, para su primera discusión, el proyecto de reforma de la Ley Orgánica de Drogas, en vigencia desde el año 2010, quedando el mismo engavetado por lo que no se pudieron sancionar cambios en la misma. 

"Recopilamos distintas propuestas de organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales que ven con preocupación cómo el mundo avanza hacia otro repensar en las políticas de estupefacientes y aquí en Venezuela seguimos estancados en un modelo que ha demostrado que ha fracasado a nivel mundial, en América Latina y en Europa".

Consideró que en Venezuela hay un grave problema con las drogas sintéticas, ya que son de fácil acceso debido a que son baratas, advirtiendo que su composición química desigual agudiza los riesgos para el consumidor, son de alto peligro.

Al tener un mercado que no esté regulado, pero que evidentemente tiene una oferta, la política pública más acertada sería sincerar y enfrentar ese reto, asegurándole a los ciudadanos menos riesgos y la posibilidad de que puedan acceder al uso medicinal de la planta de manera segura, responsable y controlada. 

Puntualizó que en países donde se ha legalizado el uso de esta droga han disminuido las muertes asociadas por el uso de opioides y metanfetaminas, al igual que la industria del Cannabis ha logrado recaudar ingresos, lo que implica que ese dinero ya no va a estar disponible para un mercado ilegal y peligroso, sino para el estado que puede distribuirlo en políticas públicas.

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