Holiancar Contreras | La Prensa del Táchira. -Sin bombillos y a oscuras permanecen las instalaciones de las plazas Bolívar y Antonio José de Sucre, mejor conocida como "plaza roja" en Táriba, municipio Cárdenas desde hace unos tres años, generando zozobra entre los transeúntes de la zona.
José Urbina vive por la zona y comenta que es una completa "boca de lobo" cada vez que oscurece, pues ninguna de las dos plazas cuentan con alumbrado público, por lo que se presta para que los delincuentes opten por usar la plaza como escondite. "Caminar por aquí de noche es imposible esto es oscuro, lo que da es miedo pusieron bombillos para que a los días los robaran".
Sin embargo, Ramón Suarez también expresó su inconformidad ante la falta de atención por parte de las autoridades locales que solo arreglan la instalaciones o zonas deplorables en tiempos cercanos a elecciones, de lo contrario todo permanece en desidia "cuando ya estemos cerca de las elecciones eso podrán todo bello, y la plaza ahí si va a tener luz, después quedamos tal cual como estamos ahora en oscuras".
Sin embargo, ambas plazas solo permanecen con los bombillos puestos pero ninguno funciona, además de que la vegetación ya se deja ver y no es podado a tiempo afeando el lugar.
Comercio casi extinguido
Uno de los puntos de referencia de estas plazas es que son cercanas a la Basílica de Táriba, y que están rodeadas de comercios donde se venden golosinas e imágenes religiosas, negocios que ahora trabajan a media máquina por la poca afluencia de devotos que recurren al lugar.
Emily Pinto vende golosinas en uno de estos pequeños puestos, comenta que ahora el día más movido es el domingo, pero de igual forma no logra producir lo que normalmente generaba económicamente.
"Los pocos que vienen los domingos a visitar a la Virgen de la Consolación son lo que vienen y compran algo, pero jamás y nunca se puede decir que era como antes, cuando la mercancía se me hacía poca por toda la gente que venía" indicó la joven comerciante.
Asimismo, los vendedores también expresaron que no pueden estar en sus locales hasta altas horas de la noche, ante la falta de alumbrado público de las plazas pues temen por su integridad física si en dado caso algún delincuente quiere arremeter contra ellos, porque deben cerrar sus locales antes de caer la noche.
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