El país entro en una dolarización de facto hace unos 36 meses, sin embargo el BCV a través del convenio cambiario número 1 de Diciembre 2018 permitió la libre convertibilidad en todo el territorio nacional y dio la posibilidad de tranzar en divisas, a ello se suma la posibilidad de cobrar y facturar en dólares de forma legal expuesto así en la providencia 071 del Seniat y la luz verde a la banca nacional para abrir cuentas de custodia en divisas en el territorio nacional y en bancos corresponsales fuera del país, lo que se ha visto como una dolarización financiera, es decir, el sistema económico se ha ido dolarizando, a tal punto que en el Táchira se registran 94% de las transacciones en pesos Colombianos.
En este sentido, un banco regional hace más de 3 meses viene promocionando cuentas en la divisa Colombiana, recientemente se ha anunciado algo que ya existía, a modo de campaña electoral y para crear la expectativa de cierta normalidad, ante una realidad económica inminente, llama la atención como aún no se abren las casas de cambio del eje fronterizo o bien en el terminal de San Cristóbal, u otros puntos que hace un par de años existían y permitían de forma legal hacer dichos cambios pues estos se han dejado para el mercado negro u otros.
A esto se le suma, la ausencia de tarjetas de crédito, créditos hipotecarios, de manufactura o comerciales, en este escenario el sistema financiero y ahora según los anuncios hechos se estaría autorizando como oficial la divisa Colombiana (COP) en el Estado Táchira, un caso de estudio económico inédito al no ser el dólar norteamericano USD en una dolarización de hecho como normalmente sucede, pues no solo estamos ante la presencia de una canasta de monedas que se manejan en el país, tales como dólar, pesos Colombianos, Reales brasileños, criptomonedas, Bolívares, gramos de oro entre otros métodos y formas de pago.
Por tanto, introducir la moneda colombiana en el Estado sin la autorización propia del Banco central de la Republica Colombiana sumado a que se transa en efectivo, es un fenómeno económico en continuo estudio, en primera instancia porque se desconoce la cantidad de COP que circulan en la economía regional sumado al costo transaccional que esta moneda tiene para su país de origen, en el cual durante más de cincuenta años se usó el Bolívar como divisa pero que hoy debido a su gran devaluación no está presente dentro de los activos financieros de ningún Colombiano.
Finalmente, nuestra moneda ha perdido las funciones básicas de dinero que debería cumplir como son: reserva de valor, moneda de cuenta, unidad de cambio y patrón de pagos diferido lo que hace que los agentes económicos hayan buscado la forma de refugiarse en divisas u otros activos como el inmobiliario a fin de preservar el valor del dinero en el tiempo, sin embargo el COP ha sido la segunda moneda más devaluada con un 15,23% lo que impacta de forma directa en los precios y el poder adquisitivo de la economía tachirense mientras que el Bolívar ha perdido más de 156% siendo este último un caso ya reiterado y que es sacado de todos los ranking económicos a fin de no generar distorsiones en la lectura de las cifras o los análisis, la historia económica se sigue escribiendo en un país que registra 44 meses continuos de hiperinflación.
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