Yo confío en Dios en volver a mi vida normal, tengo 73 años pero no pierdo la fe
Saluzzio García
Paciente renal
José Manuel Chacón | La Prensa del Táchira.- Entre 80 y 240 dólares es el costo de un catéter para un paciente renal, valor económico que debe cubrir el afectado o su familia, ante la falta de distribución de este insumo por parte del gobierno nacional.
Así lo informó Luz Marina Martínez, presidenta de la Fundación Renal del Táchira, destacando que son 421 personas del Táchira que en la actualidad reciben ciclos de diálisis en las diferentes unidades de la región.
Detalló Martínez, que a esto se suma la falta de medicamentos y vitaminas, lo que genera mayor debilidad en algunas personas con insuficiencia renal "Cada paciente debe recibir doce ampollas de complejo B mensual, solo reciben cuatro, las demás deben costearla ellos, además de los antihipertensivos y anticoagulantes como el asaprol y la aspirina, cada uno va guapeando y sobreviviendo con la enfermedad", indicó.
Las patologías renales pueden presentarse en individuos de cualquier edad, desde niños hasta ancianos, en el caso del estado Táchira se contempla el promedio entre 35 y 70 años, siendo la provincia criolla con mayores casos de jóvenes, refirió Martínez.
114 vacunados contra el COVID-19
En el marco de la segunda fase del plan de vacunación masiva contra el COVID-19, en Táchira han sido convocados 114 pacientes renales en un primer bloque, aplicando la vacuna china Verocell Sinopharm, en la carpa del Hospital Dr. Patrocinio Peñuela Ruiz del Seguro Social, entre el lunes 07 y el viernes 11 de junio.
Agregó Martínez, quedan a la espera 307 pacientes para un segundo lote, incluso hasta un tercero, dependiendo de la elección que se realice en Caracas en el próximo listado, del cual no se tiene fecha indicada aún.
Unidades de Diálisis batallan a todo dar
Siete centros asistenciales brindan el servicio de hemodiálisis en Táchira, presentando fallas mínimas en algunas y otras con total operatividad, son 106 máquinas disponibles, 90 se encuentran activas y 16 fuera de servicio, seis de estos aparatos inoperativos se encuentran ubicados en el Hospital Central de San Cristóbal.
La falta de personal médico y de enfermería se ha convertido en una carrera de grandes dimensiones en estos centros asistenciales, pues ya no cuentan con gran cantidad de profesionales en el área para atender con mayor efectividad a los pacientes.
Entre 10mil y 15 mil litros de agua se utilizan cada día para atender a los pacientes renales en cada centro médico de esta especialidad, quienes al momento de no contar con suministro potable directo reciben el apoyo inmediato de Hidrosuroeste con las cisternas, para cumplir a cabalidad las sesiones de tres horas con diez minutos de los afectados.
Nefrólogos comprometidos
Para la doctora Iraima Moreno, lo más importante es amar lo que se hace y brindar una atención de calidad en todo momento, buscando ayudar al paciente en su salvación y llevar una vida tranquila a pesar de las limitaciones "Un paciente que se dializa pude durar unos diez años más de vida cuando comienza el uso de las máquinas, es un acto de recuperación de ayuda, paciencia y fe", expresó.
"El riñón es importante, complicado y olvidado" así lo dijo Moreno refiriéndose a la falta de control de los ciudadanos en sus riñones, tratándose cualquier eventualidad en su organismo, dejando a un lado un órgano que actúa directamente en el bombeo sanguíneo.
Los riñones sanos deben fluir unos 180 litros de sangre durante el día, al presentar cuadro de insuficiencia renal deben ser utilizados al menos 300 litros de agua para el proceso total sanguíneo en el paciente.
Añadió la especialista que durante los últimos cuatro años 900 personas dejaron de ser operados con trasplante de riñón en toda Venezuela, ocasionando debacle en los pacientes que estaban a la espera de este beneficio.
Natalia Arellano es médico adjunto del área de nefrología del Hospital Central de San Cristóbal, relata que durante el tiempo de pandemia se han aumentado los casos renales ante la falta de medicamentos "El COVID-19 ha ayudado en la elevación de insuficiencia renal, aquí al menos 85% de pacientes de Covid han presentado esta patología, la dieta alimenticia en la actualidad no se presenta de manera nutritiva", precisó.
"Hemos observado durante la pandemia muchos pacientes jóvenes con problemas renales, presentando hipertensión y diabetes, conllevando al daño en los riñones posteriormente", indicó Arellano.
Hablan los pacientes
Rina Orozco, tiene 45 años de edad, manifestó que al ser vacunada contra el COVID-19 se sintió bastante débil "Me pegó mucho la vacuna, me dio bastante sueño y no lograba coordinar bien, después de 24 horas ya estaba normal de nuevo, espero que todos los compañeros de diálisis los vacunen pronto", apuntó.
Orozco añadió que de a poco se ha ido observando deterioro en las máquinas de diálisis, esto debido a la falta oportuna en el mantenimiento y cambio de piezas "A veces colaboramos entre todos para comprar pequeños repuestos y así mantener operativas las máquinas y las plantas de ósmosis, también colaboramos con algo mínimo para que las enfermeras no se vayan", especificó.
"Nadie le da trabajo a un paciente renal" así se pronunció José Rojas, habitante de El Cantón, quien desde hace dos años sufre de esta patología, y ha visto mermadas sus aspiraciones económicas porque debe trasladarse tres veces a la semana a San Cristóbal para recibir el tratamiento de Hemodiálisis.
Ramón Rosales tiene 71 años de edad, ya superó el COVID-19 y espera el tiempo requerido para ser vacunado "Estoy tranquilo, me he sentido bien, y luego que me coloquen la vacuna voy a estar más calmado, mis hijos me ayudan mucho todos los días", detalló.
Para Yolanda Bustamante, es importante tratarse a tiempo y no dejar pasar lapsos largos cuando alguien se siente mal "Llevo pocos meses en diálisis, hasta ahora las sesiones me han caído bien y mi organismo ha respondido de buena manera, espero seguir mejorando cada día", apuntó.
En tanto, Saluzzio García dijo, que él siempre ha confiado en los médicos y aunque lleva varios años dializándose siempre se mantiene con la esperanza de no volver a utilizar la maquina "Siempre hay que esperar para todo, yo confío en Dios en volver a mi vida normal, tengo 73 años pero no pierdo la fe, y cuando me coloquen la vacuna del Covid pues mejor, así no pienso más en eso", puntualizó.
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