Eliana Millán Montiel | La Prensa del Táchira.- Codos, llaves de mecánica, lentes de sol, carcazas de teléfonos, calculadoras, controles de televisor, zapatos y relojes usados; forman parte de la larga lista de "cachivaches" que muchos sancristobalenses venden para, bien sea comprar comida o pagar la gasolina en divisas, modalidad que llegó al Táchira para no irse.
Así lo manifestó el señor Juan Martínez quien desde hace aproximadamente dos años deja su casa todos los días para salir a trabajar con una serie de objetos que dispone sobre una lona en la calle 1 entre carrera 9 diagonal al Terminal de Pasajeros en la parroquia La Concordia de San Cristóbal.
Desde martillos, codos de tubería, cables, llaves de sanitario usadas, apagadores entre otros artículos de ferretería son vendidos por Martínez para poder llevar el pan diario a su casa.
"El trabajo está muy duro y hay padres de familia que se están ganando la comida de esta manera. Muchos vienen aquí para vender sus cosas y poder comprar el gas o quizás la gasolina".
Son aproximadamente 200 personas según el vendedor las que se están dedicando a esta "nueva" actividad donde llenan una cuadra completa con sus ventas en plena calle.
No pagan alquiler pero el costo de todo un día bajo la inclemencia del sol y las bajas temperaturas, se les ve reflejado en sus cansados y agotados rostros.
Al preguntarle al señor Martínez sobre el modo en el que operan para obtener tanta mercancía a la menudencia dijo que muchas personas llegan en sus carros vendiendo sus cosas bien sea para resolver para la comida o para comprar gasolina y "uno se las recibe a un módico precio".
"Viene mucha gente vendiendo sus cosas para comprar otras más. En estos días vino un muchacho en un carro y me vendió dos alicates en buen estado y me dijo que era para comprar gasolina y así viene mucha gente porque la situación está difícil".
Afirma que muchas personas prefieren comprar gasolina para sus carros y así poder moverse y conseguir la comida.
Otra modalidad con la que trabajan es el intercambio. "Muchos viene traen dos herramientas y uno se las cambia por lo que necesitan".
Los puestos que están debidamente ordenados nunca se ven solos. Siempre se ven compradores, negociadores, curiosos para echarle un vistazo a la mercancía que ofrecen los más de 20 vendedores que se encuentran bajo el sol en la calle 1 de la Juan Maldonado.
Tiempo nunca vivido
En otro puesto pequeño, está José León Fernández un barinés que se radicó en el Táchira desde muy niño.
El señor León manifiesta que se encuentra sorprendido por los tiempos que están viviendo.
"Anteriormente esto no era así. Las fuentes de trabajo están agotadas y quienes están trabajando son los que están enchufados en los sindicatos".
De ser electricista y obrero de la construcción ha pasado desde hace dos años ha estar en la calle 1 de la Juan Maldonado vendiendo "cositas pequeñas" para solventar la comida.
Coincidió con los demás vendedores entrevistados. "Vendemos para sobrevivir y medio buscar la comida".
"Todo esta rudo"
Para César Leal, la situación al igual que la de muchos venezolanos no le ha cambiado para bien.
Trabajaba como latonero. Profesión con la que en otrora pudo mantener a su núcleo familiar compuesto por cuatro hijos y su esposa.
El cambio tan radical de trabajo lo ha llevado a vender cosas "chatarras" y usadas para "poder comprar un arrocito diariamente, comidita para la casa".
"A veces todo se pone muy rudo" afirma mientras está luchando con una llave mecánica para soltar un codo que pensaba vender a un cliente.
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