Agencia |La Prensa del Táchira.- En medio de la dura y lamentable situación que está viviendo Brasil ante el incremento tanto de muertes como casos de nuevos contagios de coronavirus, por cuarta vez el presidente de ese país, Jair Bolsonaro cambió al ministro de Salud.
En esta oportunidad, será el cardiólogo Marcelo Queiroga quien asumirá las riendas de la cartera en medio de una situación calamitosa.
El gigante sudamericano en una sola semana registró 12 mil muertes. Ayer lunes se contabilizaron 1057 óbitos. El promedio de decesos se incrementó un 69% respecto a febrero.
Bajo esas circunstancias, el presidente Jair Bolsonaro no tuvo otro "remedio" que soltarle la mano al general Eduardo Pazuello, el ministro que condujo con enorme impericia esa cartera y ahora, en su caída al vacío tan anunciada, deberá enfrentar una investigación que determinará si hizo caso omiso a la crisis sanitaria en la amazónica Manaos. El curso de la lucha el virus no augura un horizonte más prometedor. Queiroga, hasta ahora el presidente de la Asociación Brasileña de Cardiología es, por sobre todas las cosas, amigo del clan Bolsonaro.
Marzo se cerrará en este país de dimensiones continentales con cerca de 300.000 fallecidos. La cantidad de infectados (unos 12 millones) es equivalente a la de personas vacunadas. Mientras estuvo al frente del ministerio, Pazuello no hizo más que cumplir las órdenes de un presidente que llegó a calificar de "maricas" a los ciudadanos temerosos de contagiarse, en especial de la "cepa brasileña" del virus, con efectos más letales en personas menores de 50 años.
En su editorial de este martes, el diario paulista recordó que si bien Pazuello era un incompetente "fue saboteado por Bolsonaro". El problema es que, en los hechos, el verdadero ministro de Salud ha sido siempre el hombre que "subestimó la pandemia, hizo campaña contra la vacunación, alentó a los brasileños a automedicarse, despreció la distancia social, ofendió a los enfermos y muertos, desmoralizó todas las medidas de aislamiento diseñadas para contener el covid-19 y desdeñó los cuidados mínimos para evitar la contaminación".
La primera opción de Bolsonaro para sustituir al ministro era Ludhmila Hajjar. Sin embargo, la también cardióloga desistió sumarse al Gobierno de ultraderecha, porque, al igual que los dos primeros ministros de Salud, el diputado Luiz Henrique Mandetta y el oncólogo Nelson Teich, es defensora de un distanciamiento social estricto para reducir la tasa de contagios. Bolsonaro no acepta esa hoja de ruta ni, tampoco, recomendaciones calificadas.
La elección de Queiroga la tomó con sus controvertidos hijos como consejeros especiales. Fue el senador Flavio Bolsonaro el que impuso el nombre del cardiólogo por encima de las sugerencias de los partidos de centro que se aliaron coyunturalmente con el capitán retirado y, a cambio, les había hecho un lugar en el poder meses atrás a cambio de que bloquearan en el Congreso toda posibilidad de un juicio político en su contra. La crisis sanitaria les mostró que no tienen la más mínima incidencia en los asuntos de máxima gravedad.
Designación controvertida
Queiroga, por otro lado, divide las opiniones de los especialistas. De acuerdo con la prensa, se trata de un profesional de perfil conciliador. Pero otros médicos consideran que su cercanía con la familia presidencial es una evidencia incontrastable de que hará lo que le indique el jefe del clan.
Durante una entrevista televisiva, Queiroga expresó un ambiguo rechazo a la cloroquina que Bolsonaro quiso imponer a punta de pistola para tratar el covid-19 y que él, como ardiente bolsonarista, solía defender. Si bien "hay ciertos medicamentos que se utilizan, cuya evidencia científica no está probada", los médicos, dijo en la noche del lunes, "aún así" tienen "la autonomía para prescribir".
Por otro lado, y en sintonía con el pensamiento de sus colegas, reconoció que no es posible "inventar la rueda" en la lucha contra la pandemia: sostuvo en ese sentido que hay que implementar lo que la ciencia ya ha demostrado que funciona. La gran pregunta que se formulan los analistas es si tendrá margen político para tomar las medidas que se requieran. Por lo pronto, y para no desairar en público a su jefe, Queiroga le dijo a CNN las restricciones a la movilidad podrían utilizarse en situaciones extremas, pero que no pueden ser "política de Gobierno".
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