Nelson Altuve P | La PRENSA del TÁCHIRA.- "Vivimos en carne propia una terrible situación, la quisimos contar porque queremos que las familias de personas contagiadas con Covid -19 no dejen solos a sus seres queridos, hay que estar allí pendientes, preguntando y si es posible constatar que el paciente reciba el tratamiento como es correcto, esto puede salvar su vida". Manifiesta la hija de una sobreviviente de Covid-19.
Y es que a doña Rosa le tocó batallar fuertemente durante varias semanas contra el Covid-19 en el Hospital Centinela de San Cristóbal. Ella tuvo la ventaja de que su yerno es enfermero de profesión y pudo suministrarle adecuadamente el tratamiento.
La experiencia dentro del primer centro hospitalario no fue la mejor. Desde que fue diagnostica fue sacada de su casa en ambulancia y conectada a un respirador recibir durante días oxígeno.
A su hija, le ha costado mover cielo tierra - a través de las redes sociales - para conseguir el tratamiento que de por sí es costoso. Pero puede echar el cuento de su recuperación por que fue el mismo Javier que estuvo pendiente durante 15 días que duró internada
Pero durante esas dos semanas de convalecencia de Rosa , tanto su hija como el yerno pudieron notar cosas extrañas y de la poca solidaridad que hay en algunas personas. "Hay mucha gente muriendo porque a veces ni siquiera es por tratamiento sino que el mismo no se está suministrando a los pacientes".
En este relato real los nombres son ficticios para evitar contratiempos, pero son hechos que en medio del drama de muchas familias a veces pasa desapercibido. "El día del ingreso de mamá logramos conseguir una habitación, y como él es enfermero se le suministrar el tratamiento, a veces nos turnábamos para cumplirlo estrictamente".
Pero esa misma suerte no la tienen otros pacientes que una vez ingresan en UCI están a la buena de Dios. "Nos dimos cuentas que a veces en turno habían dos enfermeros para aplicar tratamiento a unos cien pacientes, y en ocasiones a algunos no les aplicaban el tratamiento, un día le pusieron tratamiento de la cama 1 a la 22, se saltaron como seis camas, y así iban haciendo el trabajo, luego se fueron".
A Cristina eso le empezó a generar ciertas dudas. "Un día que no fue Javier, como pude con señas le pregunte a mi madre que si le habían colocado el tratamiento y dijo que no, entonces me fui a donde la enfermera jefe y mostró que si estaba firmado la aplicación del tratamiento, mi madre negó eso, pedí la información de los enfermeros de guardia y resulta que ni sabían quienes habían ido ese día a colaborar, e incluso llamamos a los celulares que dejaron anotados, y nadie respondió".
Ahí fue donde empezaron a crecer más las sospechas de que algo irregular pasaba. Un trabajador del Hospital les confirmó que a veces llega personal a colaborar diciendo que son enfermeros, y como necesitan gente pues simplemente entran a esos sitios donde están los pacientes sin ningún control".
"Hay algunos que se están pasando de vivos, se aprovechan del dolor de las personas que confían en ellos, pero ahí no se garantizan que se le esté colocando el tratamiento como es debido al paciente. Los dos primeros los coloca el Hospital, luego le toca a la familia comprar el resto hasta completar los veinte tratamientos, y el que no tiene puede correr con la peor suerte".
No es la primera vez que personas se quejan de la situación. Las autoridades del gobierno regional han ventilado la escasez de personal sanitario para atender la emergencia en áreas críticas como UCI y zonas de aislamiento.
Una persona cercana a la familia y trabajador del HC refiere que todos los días sacan de UCI tres o cuartos personas fallecidas por Covid-19, en las noches se eleva esa cantidad. "Por la mortandad que hay en ese hospital decidimos sacar a mi madre de ese sitio y ahora la tenemos aislada en la casa, brindándole todas las atenciones y terminando de hacerle el tratamiento, aunque los gastos van por más de dos millones de pesos".
Hay gente que se está aprovechando de esta situación para hacer dinero y así lo dice Cristina, esposa de un enfermero. Considera que algunos de ellos irrespetan la profesión, al no aplicar el tratamiento correcto y cargando con parte de los medicamentos que con mucho esfuerzo adquieren los familiares, lo que de por sí ya es un delito.
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