De nuevo área covid-19 del Central se queda sin insumos

Eliana Millán Montiel | La Prensa del Táchira.- A los familiares con pacientes hospitalizados en las salas de aislamiento del Hospital Central les piden los monos quirúrgicos, los antibióticos, los exámenes y hasta la colaboración para alimentar al personal de salud que en muchas oportunidades redoblan sus jornadas para la atención. "Se volvió a quedar sin insumos y sin medicamentos el Hospital", exclaman.  

Estar mediodía sentado como espectador en una sala de espera de pacientes con covid-19 en el Hospital de San Cristóbal, es entender que tan vulnerables y frágiles somos. La vida se esfuma en un abrir y cerrar de ojos y para los familiares de pacientes hospitalizados con coronavirus pareciera que los segundos se hacen una eternidad. 

Nadie accede a hablar ni mucho menos denunciar. El anonimato es el mejor aliado cuando de proteger a su ser querido se trata. Para muchos estar en ese lugar, frio y con muchas energías tanto positivas como negativas, es un caos. 

Cada cierto momento salen de la sala, trajeados con rostros cansados y agotados, los verdaderos  héroes de la salud. Son los enfermeros de traje, ya no blanco sino azul, quienes  con lista en mano les dejan a los familiares un sinfín de necesidades que su ser querido estará necesitando para sostener la vida. 

No acceden a  hablar por ética, pero no pueden callar. Afirman que la situación como siempre ha estado ruda. "No hay medicamentos y tienen los familiares que costearse todo".

"Ahí comienza nuestro calvario. Hay muchas personas que no tienen ni siquiera para comer y en esta sala de aislamiento tenemos que garantizarle al personal de salud desde el mono quirúrgico hasta el Remdesivir que está demasiado costoso". 

No hay absolutamente nada, exponen los familiares que ante las cámaras  no quieren decir mucho pero fuera de la grabaciones quieren comerse el mundo para explicarle que la pandemia está matando. "Entre dos y tres personas mueren en esta sala de aislamiento". 

Muchos de los que se les ve cansados, agotados por el trajinar, se sientan a esperar que el resto de familiares que están en el exterior o la campaña que emprenden por las redes sociales, de su fruto para poder comprar y pagar parte del tratamiento. 

"Estoy vendiendo lo que tengo y no tengo para salvar a mi madre y a mi sobrina, necesitamos que nos ayuden", dice un joven que entre las lágrimas afirma no tener recursos para poder salvarle la vida a dos de sus seres querido que se encuentran con covid-19 en el Central.

De un lado llora desconsolada una madre que en medio de la atribulación, los otros familiares que ya tienen un poquito de experiencia en esa área, le explican que debe llevarle a su hijita de tan solo 12 años que la pandemia está tratando de arrebatarle la vida.

En otro rincón están dos personas, calladas y sin ánimo de decir mucho. Ya la sala de por sí sola habla y en abundancia. 

Todos los familiares han hecho una fraternidad. Unos se ayudan con la comida. Otros ya conocen el recorrido que tienen que hacer para buscar los medicamentos. No dicen mucho pero el rostro los delata. 

"Mi hijo tiene 38 años y está luchando pero lo están ayudando sus amigos que están en el exterior. Mi sueldo como trabajadora del sector publico no me alcanza para nada. Solo le pido a Dios que nos de fortaleza", dice una señora. 

Todos se preguntaron dónde estaban los insumos que las autoridades, con bombos y platillos anunciaron que habían llegado. "No entendemos como dicen que hay medicamentos cuando eso es mentira". 

Mostrando los monos quirúrgicos que exigen dentro de la sala de aislamiento, dijeron sentirse indignados porque las autoridades hablan una cosa y la realidad es otra. 

Denuncian reventa de medicamentos 

El problema de venta de medicamentos por parte de algunos enfermeros no es nuevo. Ya en diversas oportunidades a través de La Prensa las voces de los familiares en el Hospital se han escuchado. 

"Me molesta que uno ande como loco en la calle, de farmacia en farmacia, buscando un medicamento y salga una enfermera y se la quiere vender a uno. Eso es injusto, ellos no saben el dolor que sentimos en ver a nuestros familiares postrados en una cama por la pandemia". 

Del piso tres del Hospital Central hacia arriba hay una sala de espera donde las historias no tienen fin. Vienen del sur, de la zona norte, de la montaña de todos los rincones del Táchira a batallar en un espacio que se ha convertido en un hogar para los que hoy lamentablemente la pandemia no los perdonó. 

Muchos quedan en la sala de triaje 

En el Hospital Central la historia que se contará en los años venideros será en dos partes. Una es la realidad que se vive en las salas de espera de los pisos copados con pacientes con covid-19 y otra la que se siente en las llamadas carpas. 

"Tengo dos días con mi papá y he gastado más de 100 dólares. Mi papá viene de una Clínica donde ya los seguros no quieren cubrir más de 5 mil dólares. Lo tuve que traer aquí al Hospital y al entrar en la sala de triaje se murió una persona al lado de papá". 

Muchos según la joven no llegan hasta la sala de aislamiento mueren a mitad del camino. 

En las afueras del Hospital la recién recuperada ambulancia de traslados desde la sala de triaje a piso de aislamiento por la  pandemia, no para. 

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