Agencias | La PRENSA del TÁCHIRA. Este martes 15 de diciembre se cumplen 21 años del inicio de una serie de deslaves, inundaciones y aludes de tierra que afectaron gran parte del estado Vargas.
Luego de 15 días las intensas lluvias ocasionaron la Tragedia de Vargas. En la actualidad no se ha podido precisar la cantidad real de víctimas mortales ni de damnificados debido a la magnitud del desastre.
El 5 de diciembre de 1999 Defensa Civil emitió la primera alerta en el estado Vargas luego de las intensas precipitaciones que se registraron durante cinco días consecutivos en la zona.
Luego de esa advertencia, las lluvias continuaron por 10 días más. El ingeniero Carlos Genatios, ministro de Ciencia y Tecnología para la época, indicó en un trabajo titulado "Vargas: desastre, proyecto y realidad" que los días 13, 14 y 15 de diciembre cayeron 911 milímetros de lluvia.
En el mismo trabajo, que fue presentado en 2010 ante la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat, explica que las condiciones geográficas de la entidad costera fueron determinantes debido a que la distancia entre la montaña y el mar era menor a 10 kilómetros.
Además, el ingeniero detalla en su trabajo otros cinco aspectos relacionados con la falta de planificación en el estado: desarrollos urbanos desordenados, invasión ilegal en el parque nacional El Ávila, construcciones informales en terrenos con riesgo de deslizamiento, desarrollos urbanos en sectores con cruces de ríos e inexistencia de obras hidráulicas en control de torrentes.
El 15 de diciembre los riachuelos de El Ávila se convirtieron en grandes ríos que causaron erosiones, desprendimiento de capa vegetal y deslizamientos de tierra que acabaron con cientos de vidas y viviendas.
El estudio presentado por el ingeniero Genatios estima que 70% de la población y 30% de la infraestructura del estado Vargas resultaron afectados por el desastre natural, que fue catalogado en el libro de Récords Guinness como el alud de tierra que ha dejado más víctimas mortales en el mundo.
El frente costero del estado fue modificado luego de los deslizamientos de sedimentos, lodo y rocas. Cinco hospitales y ambulatorios presentaron daños, los sistemas de aguas negras y blancas colapsaron, los servicios de electricidad y telefonía eran deficientes y fueron suspendidas las actividades del puerto y el Aeropuerto Internacional de Maiquetía.
Otros estados afectados
Las lluvias de ese mes afectaron a 14 estados del país, pero el deslave causó daños considerables en la ciudad de Caracas, específicamente en la zona de San Bernardino, debido a su cercanía con la montaña.
El profesor y antropólogo Rogelio Altez presentó en 2007 un estudio a la Escuela de Antropología de la Universidad Central de Venezuela, en el que recoge datos relacionados con las muertes y los cambios en la cantidad de habitantes del estado Vargas.
Otra dato determinante del estudio es la diferencia simple entre la población estimada de la entidad entre los años 1999 y 2000. El censo nacional de 1999 determinó que 308.303 personas habitaban el estado mientras que en el año 2000 fueron censadas 230.566 personas, lo que da una diferencia simple de 77.737 personas y además añade un número estimado de personas reubicadas luego de la tragedia: 62.655.
La recuperación
Durante los primeros meses la recuperación se centró en reubicar a las personas afectadas y remover escombros y piedras de las zonas más vulnerables.
La entidad recibió ayuda internacional, nacional, de empresas privadas y de organismos no gubernamentales para la atención de los afectados. El 5 de enero del año 2000 el Ejecutivo nacional decretó la creación de la Autoridad Única de Área del Estado Vargas (Auaev), institución que inició sus labores de recuperación sin recursos financieros ni humanos.
En junio de ese mismo año fue aprobada la primera asignación de fondos para la Auaev. Sin embargo, los ingenieros Carlos Genatios y Marianela Lafuente, dos de sus representantes, denunciaron que los recursos llegaron varios meses después.
Las huellas del peor desastre natural que afectó el país en el siglo XX siguen allí, visibles. Tan solo hay que transitar por las vías del estado Vargas para ver edificaciones abandonadas, destruidas, arrasadas por la fuerza del agua. Sectores como Los Corales, Naiguatá, Catia La Mar fueron los más afectados. Carmen de Uria casi desapareció.
Para muchos sobrevivientes las heridas no se cierran, recuerdan a sus familiares, también las viviendas y comercios que perdieron, pero lo que sigue latente a pesar del paso de los años es el incumplimiento por parte del Estado en la reconstrucción y reestructuración de la entidad que cuenta con el principal aeropuerto internacional del país.
Cuando llueve, el temor de los habitantes, del ahora estado La Guaira, se potencia, porque saben que no existe estructura, ni asistencia del Estado que sea suficiente para combatir la fuerza de la naturaleza.
Con información de ElDiario.com
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