Fabiola Barrera | La Prensa Táchira.- Tras unas 24 horas de inoperatividad de la caldera en el Hospital Central de San Cristóbal, en horas de la tarde de este martes, la misma fue reparada parcialmente.
De acuerdo a la información suministrada por el director de ese centro asistencial, el galeno Régulo Lobo, la reparación que se hizo es temporal, pues dicha caldera tiene una serie de daños que requieren mano calificada para garantizar que la reparación perdure en el tiempo.
"La caldera está operativa pero requiere un mantenimiento mayor porque la reparación que se le hizo no garantiza la durabilidad en el tiempo", destacó Lobo.
Asimismo resaltó que es muy urgente el mantenimiento a profundidad de la caldera, pues no solo es la comida la que se afecta, sino el área de esterilización, por lo que ya contactaron a una empresa privada para que haga el diagnóstico correspondiente y realmente se subsanen todos los problemas que presenta dicha máquina, sin embargo ruegan que lo hecho el martes dure lo suficiente o al menos hasta que lleguen los recursos para repararla como debe ser.
Entre los daños que se presentan, está el del desagüe, que fue el que obligó a que la misma se apagara, pues comprometía la seguridad en el área donde se encuentra.
Indicó que gracias a otras instituciones pudieron subsanar durante la contingencia, lo relacionado a la esterilización. Sin embargo, en el tema de los alimentos, la situación fue otra.
No sintieron la falla
Por su parte, familiares de pacientes recluidos en el área de observación del Hospital Central, aseguraron no sentir la falta de alimentos, pues al ser tan poca, ellos siempre han costeado todo lo referente a las comidas de los pacientes.
Raúl Marcano, quien se encontraba con su madre indicó que la comida es muy poca la que llevan, por lo que él siempre procura llevarle al menos una empanada al desayuno y su hermana le prepara el almuerzo y la cena.
"El caldo en la mañana es un agua sin sabor y el almuerzo es una ñinga (poco). Si nos quedamos solo con esa comida, la vieja se muere de hambre. Aquí todos traemos la comida porque eso ni a los niños satisface", señaló.
Una señora, quien no quiso dar sus datos, asegura que su esposo, quien sufrió un infarto hace quince días y aun se mantiene bajo observación, se alimenta gracias a la comida que sus hijos le llevan. Pese a que debe guardar una dieta libre de sal, la dama explica que la comida no sabe a nada y siempre está fría.
"La comida siempre está fría. Las arepas tiesas, si es un caldo, es con una papita y ya. A veces el almuerzo está bien, pero es una cucharadita de cada cosa. Estamos conscientes de que esto no es un restaurante, pero deben al menos garantizar que el paciente no se desnutra".
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