Nelson Altuve P | La Prensa del Táchira.- La soledad reinante en San Cristóbal los domingos se siente con mayor fuerza por estos días de cuarentena dejando ver algunas llagas que desde hace tiempo le salen a la ciudad que por el mes de marzo cumplió sus 459 años de nacimiento.
Los huecos adornan sus calles, los hay de todos los tamaños y formas, "llagas" que a veces no se ven en la maraña de calles, pero hay otros que son más visibles y notorios como muestra de la desidia de los organismos que les compete taparlos.
Muchos de esos huecos parecen "inocentes" pero son traicioneros porque más de un desprevenido cae en ellos, como le ocurrió la tarde del sábado al conductor de carro chevette que se atascó en el hueco ubicado en toda la séptima avenida, en pleno centro de la capital tachirense.
Los peatones que iban por el lugar apoyaron al chofer del pequeño vehículo y con la fuerza de varios hombres lo sacaron. "Siempre caen carros en ese hueco, porque hay conductores que los toma desprevenidos, ya que casi ni se ve". Dice un vendedor ubicado entre la calle 4 y 5, donde habita el hueco.
San Cristóbal vivió desde hace varios años el robo continuado de tapas de alcantarillas. Los famosos "chatarreros" cargan hierro hacia territorio colombiano; las rejillas y tapas de acueductos o de líneas telefónicas entraban en el lote de favoritos de los ladrones para ser vendidos en pesos, dejando muchos sectores de la ciudad con el peligro de huecos abiertos donde más de una personas ha sufrido fracturas.
Por ser la Séptima avenida un lugar muy concurrido por vehículos entre semana se pierde el número de veces que los carros cimbran toda su carrocería cuando caen al hueco. El mismo es de vieja data y todos lo ven, menos en los encargados de velar por el mantenimiento de la vialidad urbana.
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