Justo Mendoza analista político considera que el CNE y el gobierno pierden credibilidad internacional al impedir observación electoral independiente

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Justo Mendoza, analista político, considera que el CNE y el gobierno pierden credibilidad internacional al impedir observación electoral independiente

Justo Mendoza: "Negar vigilancia de la UE causa desprestigio"

Ana Uzcátegui | La Prensa Táchira.- Lo que da más transparencia a unas elecciones es la posibilidad de que sea imparcial, universal, se pueda auditar y sea supervisada por organizaciones nacionales e internacionales independientes. También que todos los procesos sean informados a la gente oportunamente, para que haya confianza y compromiso de salir a votar", así lo señaló Justo Mendoza, educador con posgrado en Ciencias Políticas.

Considera que en esta precampaña, el Gobierno está "imitando" la estrategia política de María Corina Machado, de recorrer las mismas comunidades. "Ya lo hicieron en las presidenciales 2013, cuando Capriles sacó una gorra tricolor, Maduro inmediatamente mandó a sacar otra gorra igual con las siglas 4F. Están montando una campaña en paralelo para sabotear a la oposición, pero obteniendo resultados desastrosos", expresó.

¿Qué implicaciones tiene para las presidenciales que el CNE haya revocado la invitación de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea (MOE UE)?

El impedir, apelando a condiciones netamente ideológicas del partido de gobierno, que la presencia de la MOE UE es imperialista, colonialista, negativa para las presidenciales, eso no ayuda a la transparencia, no ayuda al Gobierno a crear confianza en el mundo ni en Latinoamérica ni entre los propios votantes. Negar la vigilancia de la Unión Europea causa un gran desprestigio para el oficialismo y para el Consejo Nacional Electoral (CNE).

¿Podría tener un impacto en la participación ciudadana el hecho de que la UE no esté como observadora el 28 de julio?

En absoluto, porque el impacto motivador de la participación electoral en Venezuela está generado por el deseo mayoritario de la población de cambiar, y no solamente cambiar el Gobierno como simple administrador del Estado. Es cambiar el sistema político, porque el venezolano ha llegado a la conclusión que el mal, las limitaciones y cargas materiales y psicológicas que tiene son causadas por el llamado Socialismo del Siglo XXI.

¿Cuál es la importancia de la UE? ¿Es posible que también venga el Centro Carter o una Misión de la ONU?

La observación electoral internacional se presenta con mayor atención en aquellos países donde hay sospechas de que el proceso es grisáceo, de que la participación del Gobierno intenta cambiar resultados. Unas elecciones en Noruega no tiene presencia de observación electoral porque son sumamente transparentes. E igualmente no hay presencia electoral en Cuba, porque allá no se hacen elecciones libres. En Venezuela es necesaria esa presencia tanto de la UE como del Centro Carter, la misión de la ONU, o incluso la OEA, que está vetada en el país, eso generaría confianza en la oposición y menos desprestigio al Gobierno. Esta decisión del Consejo Nacional Electoral es torpe, porque Venezuela está aislada, la ven con ojeriza, y eso nos hace daño a los venezolanos.

¿Por qué el presidente del CNE, Elvis Amoroso, cataloga el gesto de la UE de levantar su sanción individual como un gesto insolente y manipulador?

El tema es que ellos utilizan la narrativa goebbeliana, producto de una adjetivación del nombre de Joseph Goebbels, el gran propagandista nazi-alemán. Esa narrativa invierte las cosas. Yo estoy convencido que el señor Amoroso cree que él merece que le flexibilicen sus sanciones. La UE lo hizo no porque realmente se lo merezca, sino porque buscaba un camino de tolerancia, de comprensión, para que el Gobierno permita elecciones apegadas a la Constitución.

¿Qué análisis hace de lo que ha sido esta precampaña política, donde María Corina Machado y el Gobierno miden fuerzas en cada estado que visitan?

El régimen político quiere medir fuerza como Gobierno, como poder contra la oposición. Eso es injusto, ilegal e constitucional. El presidente de la República debió haberse separado del Gobierno para ir a la campaña, eso es lo ético. La oposición liderada por María Corina Machado, que es el símbolo de una forma de interpretación emocional con la inmensa mayoría de los venezolanos, porque ella ha logrado esa conexión emocional, interpretando esas exigencias, esas interpelaciones de los ciudadanos. Y ella es en este momento la portaestandarte de un mandato popular que se dio en las primarias y que lo está cumpliendo con todos los derechos que tiene, a pesar de los obstáculos políticos que le impidieron ser candidata presidencial.

¿Por qué usted cree que el Gobierno hace sus marchas o actos políticos a una o dos cuadras de donde está María Corina Machado? ¿Con qué intención lo hacen?

Por primera vez en 25 años, el Gobierno se siente amenazado electoralmente. Como no hay argumento, el oficialismo está utilizando las mismas estrategias del pasado, como la imagen del fallecido Hugo Chávez, pero eso ya no tiene fuerza. Nicolás Maduro tampoco tiene una gestión que mostrar, por lo tanto no tienen cómo combatir la narrativa de la oposición. Entonces, la única fórmula que encontraron es ir en paralelo con la oposición, aplicando la estrategia que se llama "me too" en inglés, o sea, "yo también". El mejor ejemplo que ha habido en Venezuela es la famosa gorrita tricolor que inventó Henrique Capriles o la campaña de 2013. Bueno, el Gobierno inmediatamente hizo una gorrita y le puso las siglas 4F. Eso es el me too, captar el prestigio de la idea del opositor, copiarse, pero eso tiene un problema, y es que si no te resulta es desastroso. La oposición está montando una campaña arrolladora, emocionante, de inmenso calor, de inmensa energía. Versus unos actos fríos de autobuses, de gente que son empleados públicos que van obligados a las marchas chavistas. Están creando ese paralelismo para sabotear a la oposición democrática y eso es ilegal, da un olorcito a represión, a amenaza.

¿Tiene alguna desventaja el hecho de que el candidato de la Mesa de la Unidad Democrática, Edmundo González Urrutia, no esté asumiendo la campaña en la calle?

Edmundo González Urrutia, va a ser el presidente de la República. Las posibilidades de que Nicolás Maduro gane son mínimas, pero posibilidades siempre hay. Ahora de llegar al poder, el señor González debe asumir el poder con cordura, serenidad, con la visión de confianza de que hay proyectos, programas y soluciones para atacar los problemas iniciales que son graves en una transición, y a mediano y largo plazo atacar con política en el marco internacional y en el marco nacional que aquí nadie puede salir el día 29 o de una semana después a decir, bueno queremos el sueldo de 500 dólares o de 300 dólares, porque eso no va a ser posible, y estamos diciendo la verdad, la está diciendo él y María Corina Machado.

¿Está la oposición subestimando al Gobierno, cayendo en triunfalismos?

En ciencias políticas se utiliza un esquema que es metodológico que se llama "la técnica del Judo". ¿Qué es el judo?, un deporte inteligente, de fuerza, pero también de mucha habilidad de los contendientes, porque en realidad el judo son dos contendientes, hay polarización. La técnica del judo es utilizar la fuerza del contrario, ¿cuál es la fuerza del Gobierno?, su poderío y el control del Estado. Utilizan los autobuses, las ambulancias, el transporte, el dinero público, utilizan la hegemonía comunicacional, pero no puede con las redes sociales inmensas que hay en Venezuela. ¿Cómo puede la oposición utilizar la fuerza del contrario? Muy sencillo, el gobierno de Maduro no tiene credibilidad. Aquí pueden venir los extraterrestres a hacerle la campaña al señor Maduro y no le van a mejorar la credibilidad. Ahora eso nos ha creado una gran confianza en el país, pero esa confianza no es una especie de alegría panglosiana, citando aquel famoso Pangloss en la Revolución Francesa, que decía que las cosas iban muy bien. Nosotros somos objetivos, la gente está alegre en la calle. Pero tenemos miles de personas con los 600K, con los comanditos, con los independientes organizados, con las iniciativas de la gente a cuidar que las personas vayan a votar, y segundo con la formación de los testigos, para que estén entrenados psicológicamente, porque el día de la elección va a haber todo tipo de amenazas.

Entonces, ¿hay triunfalismo en la oposición?

Sí lo hay, es imposible eliminar el triunfalismo cuando la gente está exultante, que significa alegre, eufórico, ante lo que viene.

¿Cómo debe ser una transición en Venezuela? ¿Qué mecanismos se deben dar para lograr esa transición?

Se debe aplicar un mecanismo objetivo, y es que una vez gane el señor González Urrutia, se debe sentar él, la oposición, María Corina Machado sentarse con el Gobierno, con el señor Maduro, con las comisiones que él designe para negociar. Y negociar en este caso no es decir bueno, esto que funciona así nosotros lo vamos a cambiar así. No, negociar es buscar el camino de que lo que ocurrió fluya de manera pacífica, de manera normal, de manera lógica a la consumación de un cambio de gobierno y un cambio de sistema. Se tiene que crear una comisión de transmisión de mando, saber cuáles son las cuentas del país y qué políticas del gobierno actual deben continuar. Para la transición, también se debe aplicar un mecanismo subjetivo. La experiencia indica que el derrotado cae en picada desde el punto de vista psicológico de su ánimo. Edmundo González va a tener una Asamblea Nacional en contra, a eso se le debe buscar la vuelta, no puede seguir siendo el parlamento una caja de resonancia del PSUV. Ni tampoco es posible que la oposición tenga que esperar seis meses para asumir el poder.

Hay quienes plantean que si la oposición gana se haga una constituyente, ¿Qué opina de eso?

La constituyente no es como la vendieron que es el poder del pueblo para montarlo en una ley. Eso es la emoción, una constituyente es para construir jurídicamente las estructuras que van a satisfacer la democracia, el Estado de derecho y de justicia, las libertades, la libertad de expresión, de movilización, de asociación, del derecho a la salud, a la educación. Pero si nos excedemos con un concepto garantista de una Constitución, donde todo el mundo dice, es que yo tengo derecho a tener educación, pero todo gratis, eso no es una buena Constituyente. Las constituyentes en crisis y en transiciones no son buenas. Yo particularmente pienso que en un lapso prudencial nosotros podemos modificar algunas cosas. Creo que podemos devolverle la institucionalidad a la Fuerza Armada para que retome sus atribuciones de seguridad de la soberanía y de la seguridad ciudadana, y eso se puede lograr negociando.

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